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Presuntuoso y Codicioso

Hno. Bill Firman. Traducido por Paula Merelo Romojaro -

El martes pasado, a las 9:30h, llevé al Hno. Denis al aeropuerto de Malakal para embarcar en un vuelo a Juba del Programa Comida del Mundo (PCM). Con bastante brusquedad nos informaron: “no hay embarque. Diríjanse directamente a la oficina del programa”. Después de mucho, averiguamos que el director del aeropuerto de Malakal, saltándose los procedimientos correctos, había tratado de embarcar el día anterior en uno de los vuelos del programa y había sido rechazado. En venganza, declaró el aeropuerto cerrado a todos los vuelos del PCM durante el martes.
Mientras tanto, la Hermana Luchita, que regresaba de Colombia, había estado sentada en el aeropuerto de Juba desde poco después de las 8 de la mañana esperando su vuelo hacia Malakal. Si no hubiera sido por mis llamadas, no se habría enterado de la razón del retraso. Hacia las 12:30 la disputa no se había resuelto y se pidió a todos los pasajeros que volvieran a sus hogares. ¡Esto es Sudán!

Se conoce a algunas personas maravillosas en Sur-Sudán. En una edición reciente (30 de agosto) del periódico católico nacional de EEUU, América, un corresponsal escribía sobre la visita de dos obispos a EEUU:

“Hay que admirar a los obispos sudaneses porque han mantenido su fe a pesar de todo lo que han tenido que vivir. Testigos de una horrible guerra civil en su país, están siempre dispuestos,  sin embargo, a ofrecer una sonrisa y compartir su sentido del humor. El obispo Rudolf Deng Majak, presidente de la Conferencia Episcopal Sudanesa, y el obispo Daniel Adwok KUr, obispo auxiliar in Khartoum, mantienen la esperanza por la paz en Sudán a pesar de lo aparente de la guerra”.

Los obispos ejercen un liderazgo de servicio y predican la paz. Desafortunadamente, demasiadas personas eligen ejercer un liderazgo de poder y control sobre los demás. A estos se les conoce muchas veces como “hombres grandes”.

La forma más corriente de abuso entre los oficiales de cualquier nivel es el soborno, aprovechándose de su posición de “poder” para pedir un pago extraordinario por su servicio, por el cual ya reciben un salario. Demasiados “hombres grandes” utilizan su posición para saciar sus codiciosas ambiciones en lugar de buscar lo mejor para todos.

Cuando las celebraciones sobre el acuerdo de paz tuvieron lugar en Malakal en enero de 2009, se arreglaron mucho las carreteras. De hecho, se aportaron fondos suficientes para asfaltar las carreteras. Nunca ocurrió. El dinero fue derivado a bolsillos privados y las carreteras vuelven a estar llenas de lodo y barro. Un informe de la BBC estimaba que el 40% del PIB de África se pierde en la corrupción. La rápida transformación del África tribal en un sistema occidental de “países” no se ha visto acompañada por el desarrollo de una infraestructura estable de revisión y equilibrio.
Los “hombres grandes” consiguen librarse de acciones absurdas y abusan de su posición pidiendo sobornos –o usando la fuerza. Parece ser, en su forma de pensar, la manera en que normalmente se hacen negocios. Irónicamente, la única cosa buena que puedo ver en todos estos chanchullos y codicia es que quizás ayuden a mantener la paz. A demasiados hombres grandes les está yendo demasiado bien como parar querer volver a la guerra. Pero, ¿qué pasa con los “hombres grandes” que han fracasado? Ése es un peligro.

Hno. Bil

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