Olimpíadas, Paraolimpiadas y Voces
Aún hay deportistas en Pekín, pero estos ya no salen tanto en las noticias; es difícil encontrar alguna retransmisión en directo entre los más de 100 canales de la televisión. Su esfuerzo no mueve millones, ergo no es necesario que mueva masas. Sin embargo, la belleza de los juegos paralímpicos es que justo al esfuerzo y dedicación que requiere todo deportista para poder llegar a unas olimpíadas, se suma la superación que nace de un accidente o una carencia que no notamos hasta que la experimentamos. ¿Has intentado andar a ciegas por una calle de tu ciudad, o has intentado subir a algún transporte publico en silla de ruedas? No digamos nada si el reto es practicar un deporte; la única palabra que me nace es admiración y el reconocimiento de su espíritu indomable. Alguna vez me preguntan si temo a la muerte... mi respuesta suele ser a la muerte no, pero a quedar discapacitado sí... y mucho. Quizá sea porque soy muy independiente y me cuesta pedir ayuda aún cuando me haga falta. Seguramente muchos de los deportistas paralímpicos también sean así, pero esa capacidad que muestran de superar los obstáculos que a veces nos tira el destino intentando arruinar nuestras vidas es envidiable. En cada partido que veo rezo para que yo tenga un espíritu semejante, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza.
Los juegos olímpicos y su fasto pasaron con bastante gloria, especialmente para China que casi deja sin medallas al resto. Muchos de los que andabamos por Pekin en asuntos no olímpicos buscamos cobijo fuera de Pekín e incluso de China. Cierta paranoia antiterrorista -no muy distinta a la de los EEUU (aunque estos últimos sufrieron un ataque muy efectista y violento)- parecía ir avanzando según se acercaban los juegos. Los visados se complicaron cada vez más (desde marzo más o menos) y esto ha traído consecuencias bastante negativas, pues ya antes de las olimpiadas el numero de turistas era mucho menor de lo normal; muchos estudiantes universitarios de Japón, Corea, Taiwan, Singapur... que suelen ir a China de junio a agosto debido a lo atractivo del país, lo barato de la estancia y lo fácil de obtener un visado decidieron cambiar de destino o quedarse en casa debido a las “complicaciones olímpicas”. Ni siquiera durante los juegos olímpicos se llegó al número de visitantes extranjeros que se esperaban, deseosos de ver los juegos y descubrir China, una China que parecía haberse puesto de gala para la ocasión. La gala parecía ser sólo externa, pues la “madre de la galana” seguía igual de desconfiada y gruñona a la hora de dejar a su hija salir de noche y se ha notado; cual cenicienta al sonar la medianoche ha de volver corriendo a casa para no romper el encanto. ¿Hay esperanzas de príncipe azul?
Mañana mismo, miércoles 10 de septiembre vuelvo a China, y tendré oportunidad de visitar las sedes olímpicas mientras asisto a algún encuentro de las paraolimpiadas, seguro que más barato y más fácil de conseguir entrada. No se que Pekín me encontraré... ¿Podré ir en el metro sin que escaneen y registren mi bolsa? ¿Habrá misa en castellano en la catedral? ¿Dejarán que siga habiendo misa en castellano -tal y como esperamos- tras las olimpiadas? ¿Vendrán a visitarme a mi casa los miembros del PSB (Public Security Bureau) preocupados por mi seguridad -algo que personalmente nunca me ha preocupado en China?
Nuestro programa de estudios en China ha tenido que ser suspendido este cuatrimestre debido a la imposibilidad por parte de la mayor parte nuestros estudiantes (9 de 10) de obtener un visado para China. Se dice, se comenta, se rumorea que para octubre las cosas volverán a su cauce; esperemos que sea así, para aquellos que estamos enamorados de China y sus voces. Sí, hay mas de una voz en China, aunque la camiseta, nacida como respuesta a la respuesta de occidente a la revuelta de Tibet en los medios de comunicación social, diga -dirigida a occidente- listen to China´s voice!, en China hay muchas voces, y es esa diversidad su riqueza, aunque algunos -precisamente sus líderes- lo vean como una amenaza.