Meditacion Viernes de la 4ª Semana de Adviento (23 - 12 - 2011)
INVOCACIÓN
“¡Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!”
LA PALABRA DE LA LITURGIA
“Así dice el Señor: «Mirad, yo envío a mi mensajero para que prepare el camino ante mi. »
De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar -dice el Señor de los ejércitos.”
COMENTARIO
Mañana es Nochebuena. Ya no hay tiempo que perder, las Escrituras nos han confirmado el cumplimiento de las profecías, se acerca la plenitud del tiempo, el Precursor anuncia la inminente llegada del Señor. Dispongámonos para el encuentro más sorprendente, el que sucederá en nuestra propia carne, tomada por Dios para hacerse uno de nosotros. El santuario es nuestro propio cuerpo, nuestra naturaleza humana va a albergar la Palabra divina.
SALVADOS EN ESPERANZA
“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. En su Evangelio, Juan había expresado este acontecimiento con las siguientes palabras: « Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna » (cf. 3, 16).” (Benedicto XVI, Deus Caritas est 1)
AVISOS PARA LA TRAVESÍA DEL DESIERTO
A la luz de la historia de salvación, en la que se nos narra cómo Israel salió de Egipto y retornó del destierro, que no se nos olvide la ley de la existencia mientras dura el camino hacia la tierra de la promesa.
La noche no es la meta, sino que el día se echa encima. El dolor no es la estación de destino, sino la puerta. El despojo no es pérdida, sino libertad y riqueza. Hasta es posible llorar de contento cuando se deja atrás la dependencia.
CONSEJO
En este tiempo se nos invita a ejercitar la virtud de la esperanza, actitud teologal que se enraíza en la verdad de las promesas divinas.
SANTA MARÍA DEL ADVIENTO
El proyecto de Dios, realizado por su Hijo, continúa con cada uno de nosotros, gracias a la voluntad divina de acompañarnos con el amor, la mediación intercesora y la fortaleza de la mujer nazarena. Ella fue la criatura de la que Dios se fió para llevar a término su plan, trazado desde antiguo.
Santa María de Belén, Arca del Pan santo, ruega por nosotros.