Meditacion Miércoles de la 3ª Semana de Adviento (14 - 12 - 2011)
Invocación
¡Al rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle!
La Palabra de la Liturgia
“Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí.
Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro.”
Comentario
Quizá hemos tenido que sufrir los efectos de nuestras idolatrías para convencernos de dónde nos viene la salvación. Es posible que hayamos tenido que pagar el precio de nuestras decisiones erradas para reconocer dónde está la verdad y quién es siempre fiel. Solo el Señor es Dios, Solo Él nos puede salvar, Solo Él es quien nunca defrauda. Solo Dios, solo Dios. (sólo, con sentido de solamente, se pone con acento; ahora se tolera que no se ponga)
Salvados en esperanza
“Si ya no hay nadie que pueda ayudarme -cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar-, Dios puede ayudarme.” (Spes Salvi 32).
Avisos para la travesía del desierto
Pon intenciones concretas por las que deseas superar cada etapa, por aquellos que conoces y que sufren circunstancias difíciles.
Consejo
Tu celda interior, donde habita el Espíritu, es el epicentro del universo.
Santa María del Adviento
En el desierto de la peregrinación cristiana, la Eucaristía es la posibilidad de subsistir. En esta travesía, María sigue siendo la madre entrañable. La sabiduría del discípulo consistió en la obediencia al Maestro de llevarse a casa a la mujer madre de la Palabra, e inaugurar las relaciones del Reino.
Santa María, Virgen del Camino, ruega por nosotros.