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Malos presagios

Hno. Bill Firman. Trad. Paula Merelo Romojaor -

Me parece casi increíble que hombres sensatos que se conocen mutuamente y que parecen respetarse habitualmente, incluso a pesar de sus diferencias políticas, puedan ser tan beligerantes entre sí. Seguramente tienen una meta común a alcanzar para sus pueblos: la paz. El líder del Norte está ahora vendiendo la ridícula idea de que van a liberar al Sur del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLM), es decir, liberar a los del Sur de su propio gobierno. Supongo que hay muchos en el Norte que creen en esta línea política… ¡pero no es la realidad!

Lo que más me decepciona es el hecho de que muchos en el Sur parecen estar jaleando y apoyando las acciones provocadoras de sus líderes. Me sorprendió encontrar en Yambio el martes pasado todas las tiendas cerradas. La policía impuso el cierre a causa de una marcha a favor de la toma de Heglig por el Sur. Sí, Heglig era parte del Sur en la década de los cincuenta pero un Tribunal internacional lo declaró parte del Norte hace unos pocos años y el veredicto parecía haber sido aceptado por el Sur –hasta hace muy poco cuando las fuerzas del Sur atacaron y lo reclamaron. Así que, por una vez, parece que lo correcto moralmente reside más en el Norte pero la fuerza en el terreno está en el Sur.

¿Por qué ha hecho esto el Sur? Quizás porque el Norte ha estado bombardeando distintos objetivos en el Sur y se ve justificado algún tipo de represalia. El Sur es más pequeño pero tiene muchos más ciudadanos dispuestos a luchar por su país. Aquí, bastante al sur en Yambio, se ha hecho un llamamiento para que la gente joven se una al ejercito y se han visto camiones con soldados y policía dirigirse hacia el Norte. Los soldados del Sur, mientras escribo, están todavía en Heglig –quizás porque el Norte no tiene la fuerza suficiente sobre el terreno como para evitarlos. El Norte todavía tiene un poder superior en el aire, pero sobre el terreno es una historia diferente. 

Así que ¿qué va a pasar? Esperemos que la razón prevalezca en ambos bandos y, ejerciendo algo de presión internacional, ambos comiencen a salir del rincón en el que están presionando. Los medios de comunicación ya han informado de declaraciones de guerra. El conflicto está muy localizado ahora mismo y probablemente permanecerá así –en los límites del norte de Sudán del Sur- por algún tiempo. A pesar de toda la retórica agresiva, podría ser ciertamente una “guerra fingida” en la que ninguno de los lados quiere dar su brazo a torcer pero tampoco quieren que el asunto llegue demasiado lejos. Entre los miembros de Solidaridad con Sudán del Sur no hay pánico. Necesitamos que cristianos y musulmanes se unan como creyentes en el único Dios verdadero, hijos comunes de Abraham -¡no enemigos en las cruzadas! Yo continúo siendo optimista –fundamentalmente porque los líderes de los dos bandos tienen demasiado que perder y la gente quiere paz. Ambos países necesitan líderes valientes con una visión genuina para que la paz dure. Nadie sabe realmente si eso es lo que tenemos.

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