Enviar artículo

Madre dolorosa

El templo de Jerusalén atraía el cora­zón del pueblo judío. Cualquier tiempo era propicio para acudir al encuentro con Dios, habitante del templo. Moisés había mandado que toda mujer judía, que hubiera dado a luz, acudiera al templo cuarenta días después del parto (Lv 5,7; 12,8). Allí se purificaría y con­fesaría a Dios como único Señor de la vid