Filósofo americano predice que las religiones desapareceran dentro de 25 años.

9 de enero de 2007
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Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos. En su artículo titulado “La evaporación del poderoso halo de misterio de la religión”, Denett afirma estar optimista porque cree que vivirá hasta ver este hecho y señala que “en unos 25 años casi todas las religiones habrán evolucionado hasta convertirse en un fenómeno diferente, de modo que en los rincones del mundo la religión no ejercerá el sobrecogimiento que ejerce hoy”.

El filósofo intenta hacer luego un inusitado y sorprendente paralelo entre fumar y la religión, afirmando que “hace cincuenta años era grosero pedirle a alguien que deje de fumar y que hoy hemos aprendido que no debemos cometer el error de tratar de prohibírselo a la gente”.

“Todavía tenemos muchos fumadores y cigarrillos pero ciertamente hemos restringido los aspectos nocivos de fumar dentro de límites bastante aceptables. Fumar ya no es algo bien visto y llegará el día en que la religión sea primero una asunto de opción que se puede tomar o dejar; y luego se convertirá en algo que ya no será bien visto”, agrega.

Seguidamente Denett se pregunta si esas instituciones en decadencia serán todavía religiones o si “¿no habrán mutado hacia la extinción?”. “¿Por qué estoy confiado en que esto va a pasar? Básicamente por la asimetría de la explosión de la información”, añade.

“Con la difusión mundial de la tecnología de la información (no solo Internet sino los celulares, los radios portátiles y la televisión) ya no es posible para los guardianes de las tradiciones religiosas proteger a sus jóvenes de la exposición a este tipo de hechos (y claro está, a la desinformación y basura de todo género) que gentil e irresistiblemente mina los modos de pensar que son requisito para el fanatismo religioso y la intolerancia”, indica el filósofo a manera de explicación de su curiosa teoría.

En opinión de Denett, “el fervor religioso de hoy es, finalmente, un desesperado intento de nuestra generación por tapar los ojos y oídos de las generaciones venideras, y no está funcionando”. “Los jóvenes se alejan calmadamente de la fe de sus padres y abuelos. Esa senda continuará, especialmente cuando los jóvenes sepan cuántos de sus iguales están eligiendo esta opción de bajo perfil”, agrega.      

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