Evangelio Seglar para el Domingo XXVII del Tiempo Ordinario (2/10/2016)
PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 5-10
¡Si tuvierais fe ... !
En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: "Auméntanos la fe." El Señor contestó: "Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: 'Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."
NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)
Jesús se dirige a sus discípulos con cuatro enseñanzas. Las dos primeras quedan fuera del texto litúrgico (17,1-4). La tercera trata sobre la fe. La cuarta sobre la humildad en el cumplimiento del deber. Esta última sólo viene en Lucas:
Los "Apóstoles" (los Doce para Lucas), piden al Señor que les aumente/robustezca la fe/confianza/fidelidad.
Jesús les responde que bastaría que su lealtad fuera ínfima (como el diminuto grano de mostaza) para que el poder de Dios actuara en ellos (pone un ejemplo estrambótico para llamar la atención: que un arbusto con tantas raíces como la morera -no tanto el sicómoro por el que se suele traducir-, se trasplantase al mar). Esta comparación viene también en Mateo, en Marcos y en Pablo, aunque ellos hablan de mover una montaña: "aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy" (1 Cor 13, 2)
A continuación, Jesús cuenta una parábola sobre un esclavo, que existía comúnmente en aquel tiempo, tanto en el país de Jesús como en el mundo greco-romano. Ninguno de los Apóstoles tenía una casa con esclavos, así que el evangelista se inspira en los ricos de su comunidad. El esclavo no podía reclamar ninguna recompensa ni agradecimiento por la realización de su deber.
Termina aplicando la parábola a la relación con Dios. Los creyente han de cumplir lo mandado por Dios sin esperar nada por su servicio; simplemente es lo que tienen que hacer,son " a los que no se le debe nada" (es el significado -expresado en el mismo texto- de lo que suele traducir por "siervos inútiles", o "pobres siervos", o "simples siervos"). Jesús mismo se presenta como "siervo de Dios"
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA JMJ
(joven, estudiante, en grupos parroquiales, participante en la JMJ)
El granito de mostaza es una parábola muy utilizada en las catequesis con los más jóvenes y en este caso, me recuerda unas palabras del Papa durante la JMJ. En la ceremonia de acogida, Francisco nos dijo: "Cuando Jesús toca el corazón de un joven, de una joven, este es capaz de actos verdaderamente grandiosos". Jesús nos anima a tener una fe firme que es verdaderamente capaz de "mover montañas", de realizar grandes cosas tal y como nos dijo el Papa. Desde mi propia experiencia se que la fe hay que cuidarla, cuidarla como Francisco nos propuso, con ganas, entrega, pasión y energía, y la oración personal es la herramienta perfecta para ello.
DESDE LA MISION
(mujer, soltera, trabaja en ONG-D, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical)
El final de este párrafo de S. Lucas “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”, me llama a ver si realmente podría decirla hoy en mi vida, así a lo pronto. Y me interroga: ¿Hago lo que tengo que hacer? o más bien, hago lo que me marca el ritmo de este nuestro mundo. Nuestro porque no queremos que cambie, porque en mi día a día no cambian esas pequeñas cosas que harían cambiar mi entorno, que cambiaría de lugar (no a esa morera, porque no es quizás lo que hoy se necesita mover) pero si, al que se enriquece a cambio del dolor de otros, que cambiaría de lugar la violencia que nos rodea, las injusticias que vemos y dejamos que pasen sin movernos nosotros (que realmente hoy que es lo que el Señor me pide). Esa “Fe” para movernos, para conmovernos. Esta palabra tan clara de llamada al servicio, a no olvidarme de nuestros hermanos los que hoy gritan con necesidad de “ponerse a mi mesa”.
No quiero dejar pasar también esto tan importante que me resuena dentro al leerla: ¿A quién le digo yo: Ven y ponte a la mesa y paso a actuar, a Servir. ¿Al inmigrante africano que porque come con las manos, creo que no sabe comer?, ¿Al musulmán que porque no come cerdo y que lo hace por fe, creo que inferior o peor que yo? Cuando experimentas comer y compartir esto en una misma mesa y en comunión, descubres que Dios nos pide ir más allá de las apariencias, me pide la misión de anunciar que esto es posible. Porque desde que descubrí que Servir llena más que ser servido, le pido a Dios que me ayude a “Servir” cada día, difícil pero muy posible. Y me despido con la frase de Santa Teresa de Calcuta: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Porque la Fe mueve montañas.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Dios Padre Bueno y Misericordioso,
te damos Gracias por el don de la Fe
que Tú nos regalas para ser compartida,
y por las persona que Tú pones en nuestra vida
para poder fortalecerla y aumentarla cada día.
Te damos Gracias porque Tú nos invitas
a trabajar en la construcción de tu Reino de Vida
para transformar y mejorar nuestra sociedad,
y construir junto a otras personas un mundo mejor,
al servicio de los más pobres, débiles y necesitados,
y trabajando diariamente con sencillez y con humildad,
para sembrar siempre la solidaridad y el bien común.
Te damos Gracias porque hoy Tú no se enseñas
que una fe verdadera es capaz de hacer milagros
y de mejorar nuestro mundo en beneficio de todos.
Ten Misericordia de nosotros, y aumenta nuestra fe
para confiar siempre en Ti y en la fuerza de tu Amor.
Ayúdanos Tú, Dios Misericordioso, a no olvidar jamás
que nuestra Salvación sólo depende de Ti, de tu Amor,
que es un don gratuito que Tú, Padre nuestro, nos regalas,
y que no depende de nuestros méritos acomunados,
sino de tu Misericordia y del Amor que Tú nos tienes.
Haz Tú, Dios Padre nuestro, Bueno y Misericordioso,
que a través de tu Palabra Viva y mediante de la oración,
los Sacramentos y la fe cada uno de nuestros hermanos,
revitalicemos nuestra propia fe, para poder compartirla
con quien más la necesite cada día, para sentir tu Misericordia,
y sirviendo siempre a los demás con amor y con alegría. Amén.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, 3 hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Me llama la atención la correlación de episodios: petición de los apóstoles:" Aumentanos la fe" y la respuesta de Jesús: les habla de cuán poca es su fe y lo que podrían hacer si la tuvieran. Pero a continuación, les habla del siervo que debe hacer su labor y no esperar nada a cambio, sólo cumplir su misión.
Recuerdo que me contaban que en un transatlántico, antes que duraban tanto los viajes en barco, un viajero se percató que un hombre empezaba desde el primer dia a pintar barandas, postes, puertas... y que a la vuelta, se fijó y continuaba haciendo lo mismo, casi empezando por donde lo dejó, pero que su labor, aunque monótona, era tan fundamental como otras, por que si no, el salitre y la herrumbre terminaría por destrozar el barco y lo harían inservible para navegar. Ahí descubrió este viajero, que cada uno tiene una función en la vida y debe cumplirla con dedicación y perfección, por que es lo que se le encarga...
Ahora es tiempo de organizar, acometer tareas y encargos, emprender grandes proyectos, programar el curso... Todo, puede que sea hecho sin tener en cuenta lo más importante, a Dios. Eso es tener fé, tenerlo a Él presente, orar, meditar con Dios cuales son nuestras posibilidades, cómo podemos ayudar mejor en la construcción del Reino. Para eso, debe primar ante todo la humildad, no buscar, como muchas veces hacemos, la vanagloria, el apláuso, el reconocimiento de los demás. Al final estamos haciendo nuestra voluntad, no la de Dios.
Todas estas cosas, hechas así, nos quitan la paz, nos "amarran" a lo material, a las acciones por y para ellas, y el fondo, el interior queda en segundo plano. Vienen como consecuencia las crisis, la fobia por lo que huela a Iglesia, el quemarnos...
Por tanto, nuestra labor, la que acomentamos, que sea vista desde la oración y con los hermanos de comunidad, con Jesús en Medio. El resto, a lo que se refiera, tendrá la misma importancia que otra, aunque parezca una tontería, pero esa tontería es el encargo de Dios para mí, y no es nada valadí...