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Evangelio Seglar para el Domingo de Pentecostés (9 de junio de 2019)

Laiconet -

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Juan 20,19-23

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros.. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA MATERNIDAD

(mujer, casada, 4 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento eclesial)

Aguardo con mucha esperanza este día de Pentecostés. ¡Claro que los dones del Espíritu los recibimos (o no) cada día!, pero esta celebración nos hace tomar conciencia especial de este gran regalo y, por eso, espero y anhelo una lluvia torrencial de ellos que me renueven y me fortalezcan en aquello que como madre deseo transmitir a mis hijos.
Este año precisamente coincide este día con el 17 cumpleaños de mi tercera hija, que está en plena adolescencia y con esos comportamientos que te quitan la paz. Hoy te pido Señor especialmente por ella...
¡Qué serenidad me da saber que exhalas tu Espíritu y vienes a rescatarnos de todo aquello que nos impide estar en tu Voluntad! En esta ocasión Señor, regalanos especialmente una medida de esa del tipo rebosada y remecida de tus dones de Consejo y Fortaleza tan necesarios para iluminar nuestra propia vida y la de nuestros hijos. Consejo para que la inspiración divina nos ayude a guiar sus conductas, comportamientos y las decisiones en los problemas e imprevistos que se les van presentando; Fortaleza para hacerlos valientes en cómo vivir cada día, con energía y con confianza en vencer las dificultades y en reconocerte caminando a nuestro lado.
Por último, una ración de Sabiduría para reconocer que Señor tú tienes tus propios planes sobre ellos y no siempre van a coincidir con los nuestros.

DESDE LA ENFERMEDAD

(matrimonio, 50 años casados, él enfermo, ella le cuida, pertenecen a comunidad parroquial) 

Hoy quiero daros mi testimonio sobre el Espíritu Santo, el tercero de la Santísima Trinidad que nunca supe donde encajarlo, porque mi fe, mi fuerza, mi alegría… se centraba en la figura de Jesús de Nazaret.
La persona que me hizo descubrir la importancia del Espíritu Santo, fue el Papa Francisco, cuando lo nombraron sucesor de Pedro, en un período complicado de la Iglesia con la dimisión del Papa Benedicto XVI, saliendo así la persona menos esperada, y pidiendo desde su primera aparición en el balcón, el gesto de pedir al mundo con la humildad que le caracteriza, que rezaran por él. Es ahí, donde veo la presencia del Espíritu Santo, mandando a un Pastor que hace de los gestos, una persona cercana (como lo era Jesús) tanto para creyentes o no.
Desde ese momento, es cuando yo descubro como el Espíritu Santo ha iluminado y sigue iluminando momentos y personas.
Feliz Domingo.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Te damos Gracias, Dios Bueno y Misericordioso,
porque Tú estás en medio de nosotros
y tu Presencia nos llena de tu Paz y Alegría.
Gracias, porque Tú nos ayudas cada día
a superar nuestras dudas, miedos y temores,
y con la Fuerza de tu Espíritu Santo,
nos se envía en medio del mundo
a predicar sin temor el Evangelio a todos,
y siendo testigos tuyos para los demás.
Te damos Gracias porque Tú nos llamas,
nos eliges para ser tus discípulos,
porque quieres que estemos contigo
y continuemos con tu Misión en el mundo.
Dios Bueno, llénanos siempre de tu Paz
y no permitas nuca que nada ni nadie
nos separen jamás de Ti, ni que nunca nos quiten
tu Amor y la Paz, que sólo Tú puedes darnos.
Gracias por el Sacramento de la Reconciliación,
porque a través de él, Tú nos llenas nuestro corazón
de tu Misericordia, de tu Perdón, y de tu Amor.
Haz que tu Espíritu Santo nos anime y nos guíe
para caminar cada día por el buen camino,
y nos ilumine para saber ver nuestros errores,
reconocer nuestras debilidades y pecados,
y acudir al Sacramento de la Reconciliación,
cada vez que lo necesitemos por alejarnos de Ti.
Llénanos siempre de tu Misericordia, Paz y Amor,
para poder compartirla con nuestros hermanos,
y comunicar a todos la Alegría de tu Evangelio. Amén.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

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ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(matrimonio, 2 hijos, él trabaja el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

También nosotros vivimos en demasiadas ocasiones con las puertas cerradas: las de nuestro entendimiento, las de la aceptación, las del conocimiento, las de la empatía, las de la misericordia, las de la radicalidad, las del amor…

Y si analizamos por qué hemos cerrado esas puertas o hemos puesto “barreras mentales”, descubriremos que en la raíz de nuestro mal se hayan ocultos inseguridades y miedos que nos van empobreciendo y que nos provocan angustia y desazón.

Ante este, “nuestro anochecer”, a nuestra puerta cerrada, llega el Maestro y nos dice: “Paz a vosotros”.

Para actuar desde la Palabra de esta semana:
Reflexionemos sobre aquello que nos roba la paz.
Busquemos su raíz, su por qué…Entenderlo nos facilitará el poder mejorarlo.
Retomemos con ganas esa misión que se nos encomienda, sintámonos enviados, pongamos ese envío como eje de nuestra vida, si no lo tenemos…”Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”.
Dediquemos un tiempo cada día a invocar al espíritu, sintamos su fuerza que nos acompaña, nos impulsa y nos llena de paz. “Recibid el Espíritu Santo”.
 

    
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