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Evangelio Seglar para el Domingo 30 del Tiempo Ordinario (27 de octubre de 2019)

Laiconet -

LECTIO DEL DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14

El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.

En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador." Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Ante el Octubre Misionero Extraordinario convocado por el Papa Francisco, dedicamos este tiempo ordinario a esta perspectiva.

DESDE LA MISIÓN

(mujer, soltera, jubilada, colaboradora voluntaria en misiones populares)

Estas palabras de Jesús, del Evangelio del domingo, llegan en un momento en el que había que hablar con mucha claridad, como El hacía siempre, a todos los que le seguían y escuchaban...pero están dichas y escritas para todos.
Jesús nos hace el relato del fariseo y el publicano para ver qué  trato tenemos cada uno de nosotros con Dios en nuestra oración personal.
Conocer o no conocer a Dios...marcará siempre nuestra relación con El y nuestra  oración; pues ya decía Teresa de Jesús que orar es "tratar de amistad estando, muchas veces a solas, con quién sabemos nos ama"...De los dos personajes de la lectura, cuál de ellos "conoce" y se siente amado por Dios ? Los dos hacen su oración en el templo, por qué una llega al mismo corazón de Dios  y la otra no? Jesús mismo lo aclara en una sentencia :"él que se ensalza será  humillado y el que se humilla será alabado ".
La clave para conocer a Dios , amarle, seguirle y tener trato con El en la oración, nos la da Jesús al final de la parábola: Soberbia y humildad...
Las dos palabras marcarán siempre nuestro trato con El...pues tanto fariseo como publicano, podemos ser cada uno de nosotros en nuestras oraciones interpersonales, según reconozcamos que todo lo bueno que hacemos o que somos  es de Dios y no nuestro...o que los méritos por cumplimiento de las leyes a rajatabla son logros de  nuestra conciencia.
La fe, el confiar siempre en Dios, sentirse  amado y perdonado no es propia de las personas soberbias sino de las humildes. Jesús, maestro de oración, nos enseña en este Evangelio cómo tenemos que orar.

DESDE LA MISIÓN

(mujer, soltera, pertenece a comunidad cristiana, y a movimiento seglar)

Cuando vivimos desde el carisma de la Evangelización y la Misión, podemos caer en el error de comportarnos como «el fariseo» de la Parábola. Es fácil, reconocer en el otro el error, ver lo que necesita para ser mejor, lo que debe cambiar… Pero… ¿ y nosotros?, los que se supone que anunciamos la Palabra, ¿somos dignos de hacerlo?. ¿En nuestra vida se demuestra que Jesús es nuestro centro? ¿O simplemente, nos dedicamos a ver la paja en el ojo ajeno, y no permitimos que nuestra vida se impregne de Auténtico Evangelio?
El publicano, no se atrevía a mirar directamente a Dios porque se avergonzaba de su comportamiento. Para vivir para el otro, para el pobre, para el que no conoce a Dios… Debemos abajarnos, y reconocer nuestros fallos, al igual que el publicano, para así curarnos por dentro y servir mejor para la construcción del Reino.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Dios Padre Bueno, ten Misericordia de nosotros
y no nos dejes caer en la tentación
de juzgar ni condenar a los demás.
Dios Padre Bueno, no permitas nunca
que la prepotencia o superioridad
nos aleje del amor del prójimo ni de Ti.
Sólo Tú, Dios Padre nuestro,
conoces en profundidad y en Verdad
el corazón de cada persona.
Dios Padre Bueno y Misericordioso,
haznos dóciles y humildes a Tu Mirada
para descubrir nuestra propia fragilidad
necesitada de Tu Amor infinito que nos salva.
Tu Amor de Padre Bondadoso y Todo Misericordia
nos enseña a ser comprensivos con los demás.
Ayúdanos, Dios Padre nuestro,
a acercarnos cada vez más a Ti
a través de la Oración y tu Palabra de Vida,
para llegar al conocimiento del amor sincero
que no busca nunca el interés personal,
sino que busca siempre el bien común,
la dignidad de cada persona y el beneficio de todos.
Tú que eres Padre Bueno, no permitas
que nos dejemos llevar por las apariencias e impresiones,
y haz que solamente Tu Amor sea nuestro guía. Amén

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(matrimonio, 2 hijos, él trabaja el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

En esta parábola vemos dos actitudes diferentes en la forma de situarnos ante Dios y ante los hermanos.
El publicano se presenta ante Dios, tal cual es, sin caretas ni adornos, sin justificarse, confiando en Él. Dios nos ama a cada uno como somos, con nuestras riquezas y debilidades. Solo desde lo que somos podemos llegar al Padre. El publicano se acerca a Dios, con su actitud humilde al reconocerse culpable, pecador.
El fariseo tiene una actitud prepotente y autosuficiente. Es egocéntrico. Juzga al otro, le desprecia. Se ha colocado unas “gafas” que le hacen no ver a los demás como iguales a él, y le incapacita para que su oración llegue hasta Dios.
¿Cómo nos presentamos nosotros ante Dios?
Nuestro actuar puede o debe ir encaminado a profundizar en nuestro yo, a descubrir qué tenemos de fariseo o de publicano, para poder renovar, mejorar…nuestra vida y nuestra forma de presentarnos ante Él.
“Señor, ten compasión de mi”. Solo desde la misericordia de Dios, con nuestra confianza en Él podremos encontrar la humildad para comenzar nuestra renovación desde abajo, removiendo desde los cimientos. Solo así podremos ser enaltecidos, tener una vida plena, una realización plena…
No se puede cambiar ni mejorar la sociedad, el mundo en el que vivimos sin cambiarnos a nosotros mismos. Tomemos en serio este cambio y esta mejora. Y una vez que reconozcamos quienes somos, pongámonos ante Dios y pidámosle perdón, con humildad como el publicano, por todo lo que no hacemos bien. Iniciemos desde aquí nuestro camino de transformación.

    
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