Evangelio del domingo 28 de febrero, II de cuaresma
EL EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, aparecieron con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían del sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: Maestro, que bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle.
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor
NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador)
Este acontecimiento ocurre en lo alto de una montaña indeterminada, para estar más cerca de Dios, y en el marco de una oración.
- "Hablaban de su muerte" El mismo tema que la perícopa anterior, donde Jesús anuncia por primera vez su pasión y muerte, y lo volverá a hacer en los textos siguientes, donde Lucas anota que a sus discípulos "les resultaba tan oscuro lo que decía que no llegaban a entenderlo". El término usado aquí para referirse a su muerte es "éxodo", recordando al capitaneado por Moisés, uno de sus interlocutores.
- "Vieron su gloria" El aspecto del rostro de Jesús ha cambiado, dejando ver su divinidad, signo de la cual es el fulgor de sus vestidos. Para los tres discípulos escogidos es una experiencia gozosa ("¡qué bien se está aquí!").
- "Escuchadle" dice la voz de la nube (signo de la presencia de Dios), presentando así a Jesús como nuevo profeta, como lo fue Elías, uno con los que hablaba. Cuando Jesús estaba también orando en su bautismo, también una voz divina -del cielo- dijo que él era su hijo, como ahora.
PARA VER
(por Pachi, con su autorización, en www.diocesismalaga.es)

Viñeta de Fano
DESDE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
(matrimonio, padres de dos niños, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana)
Todo el mundo cree que cuando a una persona se le “ilumina” la cara es porque está feliz, la mayoría de las veces por momentos especiales: porque está enamorada, o en una boda, la cara radiante de la novia, o la del novio cuando la mira para decirle el sí quiero; o la madre que sabe que espera un hijo, hay un brillo especial en esos ojos a pesar de las molestias de un embarazo. Y qué decir, la luz en los ojos de ese padre que ve por primera vez la carita de su niña o de su niño. El aspecto del rostro de las personas cambia, se iluminan, brillan. En esos momentos especiales y muchos otros más que una pareja, una familia va viviendo, Dios está presente, ha subido a la montaña con nosotros, aunque como Pedro, no sepamos realmente lo que está pasando, o no lo reconocemos. Por todos aquellos momentos, en los que nuestra rostro brilla de una manera especial, en los que nuestra tristeza se convierte en alegría, se llena de la gloria de Dios e ilumina a todos los que nos rodean.
DESDE EL TERCER MUNDO
(matrimonio con dos hijos, voluntario de ONG en país musulmán, trabaja en la misión, pertenece a comunidad cristiana)
El creyente debe de tener una actitud crítica constante ante su vida y el mundo que nos acoge. Cuestionarse si todo lo que hacemos está bajo la mirada de Dios, qué nace de nuestra oración, a qué nos mueve, si la relación con los hermanos es gratuita, si hacemos fraternidad... Ponerlo todo en duda nos ayuda a no perder el norte, a discernir nuestras decisiones y poder conseguir ser más auténticos como Jesús. Estemos atentos en este tiempo de cuaresma, a los signos por los que se nos revela Dios, al igual que hizo con los apóstoles, para que no nos acomodemos en la mediocridad y sigamos trabajando y luchando por un mundo más justo, "tocando tierra", siempre cercanos con la gente para y con la que trabajamos compartiendo la vida y la misión.
DESDE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
(matrimonio, él trabaja, con cinco hijos, pertenecen a comunidad cristiana de matrimonios)
A veces entre el “estoy agobiad@, no hago sino correr, necesito días de 36 horas, tengo tres asuntos que atender al mismo tiempo, pero ya es viernes otra vez”… parece como si tuviéramos unas anteojeras puestas que no nos dejaran ver más allá del suelo que pisamos. Nos da tristeza cuando alguno de los niños nos dice algo similar porque parece que también les pegamos esta visión del mundo. En contrapartida hay lugares en los que experimentamos el "qué bien se está aquí " de los apóstoles y nos gustaría permanecer en ellos (en una excursión al monte, en una capilla, en una reunión familiar sin electrónica por medio). En esta Cuaresma tenemos que buscar el modo de quitarnos las anteojeras para observar el horizonte y ver la Gloria de Dios. Las dificultades no desaparecerán, pero podremos mirarlas desde la esperanza y con la fe.
DESDE LO SINDICAL
(mujer, casada, con dos hijos, trabaja, pertenece a sindicato, a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Avanzamos en este camino de Cuaresma con una nueva invitación a retirarnos a orar. Al igual que la semana pasada veíamos a Jesús en el desierto vencedor en su encuentro con el demonio, esta semana contemplamos a Jesús "glorificado" en la montaña. Es algo que Jesús hace con frecuencia: buscar un lugar retirado para orar. Parar, pensar, reflexionar, poner en manos de Dios nuestra actividad, pasar por el tamiz del Evangelio nuestra vida, nuestras prioridades y objetivos,...
Revisemos también cómo es nuestro hacer con otros en el trabajo, nuestra actitud ante las dificultades y exigencias de la rutina diaria, nuestro trato a los compañeros, nuestra calidad profesional... ¿Cómo manifestamos nuestra alegría de sentirnos hijos de Dios llamados a contemplar su gloria?
PARA REZAR
(hombre, casado, trabaja, con tres hijos)
que sea el impulso para descender, caminar y cumplir mi misión...
que en la oración descubra tu presencia, tu fortaleza, tu Palabra...
que la oración se llene de silencios para escuchar sólo tu Voz...
Señor, que no me venza la comodidad,
que no me aquiete, ni acobarde,
que el rezo no sea mi escondite sino mi alimento...
que el silencio sea el refugio donde encontrar tu lenguaje,
y la plataforma donde impulsar mis pasos, siempre a tu vera...
Y que nunca se debilite mi necesidad de encontrarte, de buscarte, de respirar tu aire, de subir a la montaña.
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
¡Gracias porque nos revelas tu Reino de Salvación
y nos proteges cada día con tu Presencia divina!
Tú, Señor, te manifiestas cuando quieres y como quieres
y te transfiguras ante nuestra presencia mostrándonos tu divinidad.
¡Gracias, Señor, porque Tú nos propones escucharte y seguirte!
Te pedimos que Tú nos ayudes a ser fieles discípulos tuyos
capaces de cumplir Tu Voluntad, con valentía y alegría,
ante las diversas circunstancias de nuestra vida diaria.
Haz Tú Señor, que tu Amor y tu Ternura, nos transfiguren
para ser un reflejo tuyo en medio de nuestro mundo.
¡Gracias por ayudarnos a confirmar nuestra fe en Ti, Señor!
¡Gracias porque Tú, Señor Dios nuestro, nos invitas cada día
a trabajar en la construcción de tu Reino en el mundo!
Perdónanos, Padre Bueno y Misericordioso,
por todas las veces que no entendemos tu Mensaje de Vida.
Te pedimos, Dios Padre nuestro, que sepamos verte
y reconocerte a través de la oración, la Eucaristía,
y las personas no huyen de la misión que Tú les encomiendas.
Te pedimos, Señor Dios nuestro, que no nos dejes caer en la tentación
de contemplarte sin actuar en medio de nuestro mundo para mejorarlo.
¡Te damos Gracias, porque nos eliges como instrumentos tuyos
para transmitir tu Plan de Salvación y el Evangelio a todas las personas. Amén.
PARA VIVIR ESTA SEMANA
(matrimonio, tres hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Esta lectura del evangelio nos hace caer en la cuenta en algo a lo que tendemos los cristianos. Los que compartimos celebraciones, pascuas, colonias... con religiosos tan preparados como los Claretianos, que hacen que llegues a interiorizar la Palabra, vivir una celebración o convivencia, corremos el peligro de quedarnos "enganchados" a eso que quizás hemos vivido tan bien, pero que no somos capaces de vivir en otro lugar. Podemos caer en la tentación de ser cristianos de capillita, de querer vivir sólo esas celebraciones y no otras, de buscar sólo las experiencias de Dios en momentos puntuales, y mientras tanto, todos los ideales vividos, los compromisos contraídos, aquellas bellas oraciones y proyectos, que queden en agua de borrajas. Son buenos los encuentros fuertes con Dios, aunque sean puntuales, pero hoy mejor que nunca, os digo el refrán que todos conocemos: "A Dios orando, y con el mazo dando". Para qué iba a querer el Señor a los apóstoles en una tienda contigua, para qué querría Él a dos "mamotretos" allí plantados. Pues a nosotros nos quiere dando el callo, en la casa, en el trabajo, en nuestra pastoral... Nada de cristianos de celebraciones selectas, en el dia a dia, en las misas normales, en la oración de cada mañana, con sueño, sin ganas, ahí se demuestra que queremos ser fieles al Señor, y que desde nuestra debilidad, reconociendo que la mayoría de las veces somos unos pésimos hijos que oran a su Padre, intentamos poner los pies en el suelo para empezar un nuevo dia dispuestos a dar la talla como cristianos.