Energía solar: alternativa para los africanos.
Desde paneles solares domésticos a generadores térmicos lo suficientemente grandes para distribuir electricidad en una ciudad, la energía solar ha tenido un crecimiento explosivo en todo el mundo, excepto en el continente que más sol recibe: África. Con una dosis media diaria de cinco a siete kilovatios hora por metro cuadrado, África tiene más potencial para producir energía de sol que prácticamente cualquier otro lugar del planeta, con la posible excepción del norte de Australia o la península arábiga.
Y sin embargo el continente cuenta con una sólo un minúsculo porcentaje de la producción de energía solar mundial. La mayor parte de energía generada es producida en un único país: Sudáfrica.
“En África la idea de los beneficios potenciales del sol está creciendo, sobre todo porque la red eléctrica convencional sigue siendo poco fiable. Muchas personas están buscando alternativas”, dijo Lawrence Agbemabiese, experto en energía que trabaja para el Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP).
En África subsahariana sólo una de cada cuatro personas tiene acceso a la red eléctrica. Y en las regiones rurales la proporción se reduce a uno de cada diez.
A pequeña escala, grupos locales están impulsando la energía solar a través de tecnología simple, por ejemplo enfocando rayos solares hacia una cazuela a través de un plato pulido cóncavo para calentar agua.
Pero a gran escala, la energía solar está prácticamente sin explotar debido a que se necesitan paneles solares, sistemas fotovoltaicos o plantas termosolares para crear vapor y accionar turbinas que generen electricidad. Pero esta tecnología, que se extiende por las economías desarrolladas gracias a subvenciones y descuentos, no está al alcance los países más pobres del planeta.
“El boom fotovoltaico en Europa y Japón depende de un estructura de precios muy generosa. Es una política que sólo se encuentra en los países ricos”, explicó Yves Bruno Civel, jefe del Observatorio de Energía Renovable de Francia.
Más allá de los obstáculos financieros, la tecnología solar sufre un problema de imagen en partes de África, porque generalmente se usa a muy pequeña escala y aislada. En algunas áreas rurales la población se resiste a la energía solar temiendo que queden excluidos posteriormente del acceso a las redes eléctricas nacionales o regionales.
Pero del mismo modo que los teléfonos móviles son una alternativa de bajo coste al tendido telefónico, el hecho de que se instalen paneles solares en regiones remotas del continente puede ser una solución más barata que conectarse al sistema eléctrico ya existente, explicó Agbemabiese.
Para hospitales rurales, por ejemplo, un corte de electricidad de ocho horas puede destruir miles de dólares en medicamentos, añadió. Algunos gobiernos han iniciado políticas para promover el uso de energía solar en zonas rurales.
En África Occidental, por ejemplo, el Gobierno de Burkina Faso ofrece microcréditos, que deben ser devueltos dos o tres años después, para que las familias puedan instalar paneles solares. Ghana también está planeando medidas similares.
El continente también está llevando a cabo los primeros intentos de crear generadores solares a gran escala que produzcan electricidad suficiente para una región entera.
La Unión Mediterranea ha iniciado un “plan solar” para crear generadores termodinámicos en el Desierto del Sáhara.
Aunque varios expertos han señalado que para las naciones de África subsahariana, más alejadas de Europa, la ausencia de infraestructura y la inestabilidad crónica dificultarán la atracción de inversores para el desarrollo de la tecnología solar.

“En África la idea de los beneficios potenciales del sol está creciendo, sobre todo porque la red eléctrica convencional sigue siendo poco fiable. Muchas personas están buscando alternativas”, dijo Lawrence Agbemabiese, experto en energía que trabaja para el Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP).
En África subsahariana sólo una de cada cuatro personas tiene acceso a la red eléctrica. Y en las regiones rurales la proporción se reduce a uno de cada diez.
A pequeña escala, grupos locales están impulsando la energía solar a través de tecnología simple, por ejemplo enfocando rayos solares hacia una cazuela a través de un plato pulido cóncavo para calentar agua.
Pero a gran escala, la energía solar está prácticamente sin explotar debido a que se necesitan paneles solares, sistemas fotovoltaicos o plantas termosolares para crear vapor y accionar turbinas que generen electricidad. Pero esta tecnología, que se extiende por las economías desarrolladas gracias a subvenciones y descuentos, no está al alcance los países más pobres del planeta.
“El boom fotovoltaico en Europa y Japón depende de un estructura de precios muy generosa. Es una política que sólo se encuentra en los países ricos”, explicó Yves Bruno Civel, jefe del Observatorio de Energía Renovable de Francia.
Más allá de los obstáculos financieros, la tecnología solar sufre un problema de imagen en partes de África, porque generalmente se usa a muy pequeña escala y aislada. En algunas áreas rurales la población se resiste a la energía solar temiendo que queden excluidos posteriormente del acceso a las redes eléctricas nacionales o regionales.
Pero del mismo modo que los teléfonos móviles son una alternativa de bajo coste al tendido telefónico, el hecho de que se instalen paneles solares en regiones remotas del continente puede ser una solución más barata que conectarse al sistema eléctrico ya existente, explicó Agbemabiese.
Para hospitales rurales, por ejemplo, un corte de electricidad de ocho horas puede destruir miles de dólares en medicamentos, añadió. Algunos gobiernos han iniciado políticas para promover el uso de energía solar en zonas rurales.
En África Occidental, por ejemplo, el Gobierno de Burkina Faso ofrece microcréditos, que deben ser devueltos dos o tres años después, para que las familias puedan instalar paneles solares. Ghana también está planeando medidas similares.
El continente también está llevando a cabo los primeros intentos de crear generadores solares a gran escala que produzcan electricidad suficiente para una región entera.
La Unión Mediterranea ha iniciado un “plan solar” para crear generadores termodinámicos en el Desierto del Sáhara.
Aunque varios expertos han señalado que para las naciones de África subsahariana, más alejadas de Europa, la ausencia de infraestructura y la inestabilidad crónica dificultarán la atracción de inversores para el desarrollo de la tecnología solar.
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