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El Pozo de Jacob XIX

Alfredo Mª Pérez Oliver, cmf -

Apoyado en el brocal del Pozo intento mirarme en las aguas cristalinas del fondo, pero me es imposible porque el agua parece que hierve por los borbotones que levanta.

Comprendo pronto la razón de esa agitación. Ha llegado por la corriente subterránea la entrevista que al  Papa Francisco le ha hecho el Director de “La Civiltá Cattolica”. El eco ha sido mundial y los titulares de comentarios para todos los gustos.

Una de las afirmaciones más sorprendentes y divulgadas ha sido: “Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto.” Sin duda que el Papa intenta provocar reacciones rápidas y eficaces. Pero para entender con profundidad la visión del Papa hay que estudiar toda la entrevista, que alguien ha dicho, creo que con acierto, que es una Encíclica camuflada.

La Iglesia Pueblo de Dios.  Apenas los periodistas, que saben tanta teología como yo astronomía, han dedicado unas líneas a esta definición a la que el Papa dedica mucho más espacio: “Una imagen de la Iglesia que me complace es la de pueblo santo, file a Dios. Es la definición que uso a menudo y, por otra parte, es la de la Lumen Gentium en su número doce. La pertenencia a un pueblo tiene un fuerte valor teológico.”

Mirando atrás para comprender. Hay que mirar bastante atrás con tranquilidad para captar la fuente de esta imagen que tanto complace al Papa.

Estamos al principio del Vaticano II  Se presenta el esquema sobre Iglesiapreparada por una comisión presidida por el cardenal Octaviani. El esquema mantiene la línea piramidal: El Papa, los Obispos… y las dóciles ovejas. El esquema es criticado por Padres Conciliares de tanto peso como los cardenales König, Suenens y Montini. Llegada la votación y es rechazado totalmente. No se acepta, ni para discusión. Hay que reelaborarlo y se dan pistas para ello     

Las sesiones conciliares no se interrumpen porque el cardenal Larraona tiene a punto el esquema  sobre la liturgia y es Providencial que sea el primer documento publicado por las aplicaciones prácticas que saltan a la vista del pueblo fiel. La santa Misa cara al pueblo y en lengua vernácula.

Pero no perdamos el hilo. Para la segunda sesión esta ya a punto el nuevo esquema que supone un giro de ciento ochenta grados sobre el anterior. El primer capítulo se titula “El Misterio de la Iglesia” Recuerdo que misterio, bíblicamente, es el plan de salvación tenido secreto desde la eternidad, pero revelado ahora, como afirma solemnemente la doxología final de la carta a los Romanos. Sigue hablando de la Iglesia Sacramento. Nunca antes del Concilio, un documento del Magisterio califica a la Iglesia como sacramento. Y el Concilio lo hace un poco con timidez en la Lumen Gentium: a la manera de un Sacramento (L.G.19) y rotundamente en Ad gentes, nº 5: “:Fundó a su Iglesia como Sacramento”…Y ya  da paso al capítulo 2º, dedicado enteramente al “Pueblo de Dios”.. Todos iguales en dignidad, la dignidad del cristiano, todos corresponsables, todos llamados la santidad. Presento como síntesis la luminosa intervención de Monseñor Elchinger: “Ayer la Iglesia era considerada sobre todo como Institución, hoy la vemos mucho más claramente como comunión. Ayer se veía sobre todo al Papa; hoy estamos en presencia del Obispo unido al Papa. Ayer se consideraba al Obispo solo, hoy los Obispos todos juntos.
Ayer la teología afirmaba el valor de la jerarquía, hoy descubre el Pueblo de Dios.
Ayer la teología ponía en primera línea lo que separa, hoy lo que une
Ayer consideraba sobre todo su vida interna (sus problemas); hoy es la Iglesia vuelta hacia el exterior (los problemas del mundo).”
  
La bomba que desconcierta.  Ahora se habla y escribe con naturalidad sin que retumben los oídos: todos llamados a la santidad, pero en siglos, que se tenía por descontado que si alguna persona quería ser selecto, santo…debía ingresar en el estado clerical o religioso. Este era el banderín de enganche para lo juventud generosa que deseaba alcanzar la perfección. El camino casi único era ingresar en una Congregación. Los que se contentaban con ser buenos cristianos, con ser “de la tropa”, que se quedasen en “el mundo”.

La fuerte llamada del Concilio a todo el Pueblo de Dios a aspirar a la santidad en todas formas de vida cristiana, dejó a los religiosos un poco a la intemperie. En esos años inmediatos al Concilio no había tanda de ejercicios a religiosos o religiosas que no me encontrase con algún caso de ejercitantes con problemas comunitarios o de otro tipo que no acabase la consulta con el mismo estribillo: “Bueno como al fin y al cabo puedo ser santo igual siendo de la tropa…”  Costaba tiempo y paciencia explicarle que no era esa la manera de enfocar el problema. Todo discípulo de Jesús tiene que preguntarse: “Dónde y cómo quieres que yo sirva a Tu Causa, a anunciar el Reino”. En cualquier forma de vida se ha de hacer la voluntad del Padre. Y cada cual tiene que tener una madurez espiritual para encontrar el camino suyo. Ese camino virgen, que dice el poeta León Felipe. Y ahí es donde más fácilmente podrá caminar para alcanzar la configuración con Cristo Jesús. Y preguntaba: ¿Usted se cree que los matrimonios no tienen que superar dificultades y problemas? Lo importante es ser fiel a la llamada. No faltará la Gracia de Dios si se pide con insistencia y humildad.

Conclusión.  Como dice el Papa Francisco:”No balconear la vida. La fe no se vive desde el balcón, sino caminando.” Y en el camino los desconcertados y desilusionados encontrarán a Jesús que quiere recuperar a sus evangelizadores, y les explica las Escrituras y sobre todo el ardor del corazón se culmina en la “Fracción del Pan”

Pido a la Primera Discípula y peregrina en la fe, que este cantarillo recupere a alguna persona desconcertada. Y con ardor en el corazón, recupere el entusiasmo para dar a los hermanos el mayor regalo: Conocer y amar a Jesús Resucitado.

    
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