El Pozo de Jacob IV
Creo que quedó claro que fue Juan Pablo II, el que dio el impulso para que arrancara con fuerza la Nueva Evangelización. Y tuvo el gran acierto de señalar la tríada que debía apoyarla: “nuevo ardor, nuevos métodos, nuevas expresiones”.
Inmediatamente teólogos y pastoralistas intentaron analizar el significado de “nueva” y de “evangelización”. Tema que necesitará varios cántaros de agua que rieguen los análisis, unos reticentes y otros sin duda iluminadores. Y procuraré evitar el peligro en el que más de uno tropezaron y nos advierte Sant Exupèry: “Los intelectuales desmontan la cara para explicarla por partes, pero ya no ven la sonrisa”
Así que dejo el tema para más adelante y me limito en este cuarto cantarillo a ofrecer el agua transparente y fresca de la tríada del Papa Polaco.
Nuevo ardor.
Lo primero que necesitan los nuevos evangelizadores es la santidad. Lo reclaman ya desde el principio los comentarios que llenarían no cántaros, sino tinajas. Bastará uno espléndido. El que Benedicto XVI proclamó en la homilía de la declaración de doctores de San Juan de Ávila y Santa Hildegarda: “Los santos son los verdaderos protagonistas de la evangelización en todas sus expresiones. Ellos son, también de forma particular, los pioneros y los que impulsan la Nueva Evangelización, con su intercesión y el ejemplo de sus vidas, abierta al Espíritu Santo, muestran la belleza del Evangelio y de la comunión con Cristo a las personas indiferentes o incluso hostiles.”
Así que ¡ojo al dato!, como repetía un famoso locutor. No podemos menos de llamar la atención para no dejarnos impresionar demasiado por las voces algo alarmantes que se alzan a propósito de los cincuenta años del Concilio. Por el contrario, que dicen los escolásticos, traigo a colación un comentario anónimo, por si alguien toma nota: “El Concilio de Trento tuvo una recepción fructuosa y eficaz porque lo aplicaron grandes santos. Sin embargo el Vaticano II no encuentra facilidad en su recepción y se dificulta porque lo aplican los teólogos.”
Nuevas métodos, nuevas expresiones
Es evidente que ante el cambiazo cultural, alimentado por la globalización y el relativismo imperante exige métodos y expresiones que puedan ser entendidas por las generaciones impregnadas de ese ambiente. De todos modos no estará de más advertir que los evangelizadores de todos los tiempos han procurado anunciar la Buena Noticia de que Dios es nuestro Padre y nos ha enviado a su Hijo para que tengamos la vida que salta hasta la vida eterna, de un modo acomodado a sus destinatarios. Lo voy a demostrar con algunos ejemplos.
San Pablo no tiró la toalla.
Un recorrido por sus cartas y por la trayectoria que tan cuidadosamente trabajó San Lucas en “Los hechos de los apóstoles”, lo evidencian. Citaré sólo el talante que se pide a los colosenses:
“Hermanos: Sed constantes en la oración, que ella os mantenga en vela dando gracias a Dios (ardor). Rezad al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos dé ocasión de predicar el misterio de Cristo, por el que estoy en la cárcel (ardor); pedid que lo publique con el lenguaje que debo (método y expresiones). Con los de fuera proceded con sabiduría, aprovechando las ocasiones; vuestra conversación sea siempre agradable, con pizca de sal, sabiendo como tratar con cada uno (métodos y expresiones).” (Col. 4,2-18)
También el P. Claret tenía creatividad.
En Agosto de 1.846 se encontraron Balmes y Claret, llamados por el historiador I. Casanovas :” como las dos manos que edificaban el templo de Dios, como la cabeza y el corazón de la Iglesia de Cataluña”. El P. Claret aprovechó la entrevista para incorporar a Balmes a su apostolado de masas y le sugirió la idea de divulgar por medio de una novela (métodos y expresiones) las verdades de sus libros filosóficos. No cayó en saco roto la sugerencia claretiana y entre los papeles del filósofo se encontraron unas páginas de la novela que pensaba escribir. Su prematura muerte segó en verde la espiga que no llegó a granar.
El humor de Juan XXIII.
Se ha dicho que un humor sano es síntoma de una gran madurez y equilibrio psicológico. Humor que el buen Papa manifestaba a raudales.
No es apenas conocida la anécdota que demuestra el ardor y el “aggiornamento” del celo evangelizador del Papa que se metió al mundo en el bolsillo, Estaba convencido que las anécdotas y la escritura ágil cuajaban aún entre intelectuales. Seguro que –como muchos de nosotros- quedó encandilado con las trifulcas cordiales de Don Camilo y el alcalde Peppone. Y llamó al ingenioso autor G. Guareschi para pedirle que inventase anécdotas y parábolas para anunciar la fe al personal disipado de hoy. El novelista se sintió incapaz y humildemente contestó al Papa que no se sentía capaz. Una pena.
Después de refrescar nuestra sed con estas anécdotas pidamos a Espíritu Santo que ilumine nuestra mente y corazón para encontrar métodos y expresiones que nos ayuden a ser los nuevos evangelizadores, con nuevo ardor.
Alfredo María Pérez Oliver, cmf
alfredoclar@hotmail.com