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El Dilema de la Calidad

Hno. Bill Firman -
Ya hace tiempo Confucio nos avisó: “No busques todas las cualidades en un solo individuo”. Sabio consejo. Nadie es perfecto. La calidad es ciertamente un problema para nosotros aquí, en Sur-Sudán. Hace un par de días, mientras conducía alrededor de Malakal con Peter Stemp, de la oficina de Solidaridad con Sur-Sudán en Roma, estuvo hablándome de una serie de países muy pobres que había visitado y se refirió a los caminos embarrados de Malakal diciendo: “son los peores que he visto nunca”.

No se trata sólo de la calidad de los caminos, sino también de la de los productos. Hemos tenido que cambiar ya tres veces, en lo que va de año, el grifo del fregadero de nuestra cocina. Las tapas de los inodoros se desintegran, el cableado eléctrico, lejos de revisarse periódicamente como en cualquier país desarrollado, se compone normalmente de dos extensiones de cable que se unen de cualquier manera. Afortunadamente, tenemos un constructor sirio muy concienciado con la calidad. Está trayendo muchos accesorios eléctricos de Europa. La centralita de nuestro centro de formación del profesorado es francesa.

Con respecto a la ropa, suelo escoger la de menor calidad porque es más fina, más ligera, más fresca y de fácil lavado –ni decir tiene que no me importa en absoluto la apariencia. Irónicamente, muchos de los sudaneses visten muy formalmente, con traje y corbata, mientras que yo, en comparación, brindo un aspecto bastante casual. Cuando para mí el día es agradable y más fresco que de costumbre, ¡ellos dicen que hace frío!

Estas cosas, por supuesto, son sólo secundarias. El problema real es la calidad que uno se encuentra en la gente. Muchos sudaneses hablan tres idiomas con fluidez: árabe, inglés y su lengua local, Shilluk o Nuer, por ejemplo. Uno de nuestros trabajadores de Rímense, Justin, habla dieciséis idiomas. Si me comparo con estas personas, apenas tengo educación. Sin embargo, a la hora de desarrollar el currículo educativo, existen todavía problemas muy serios respecto a la calidad. El dilema se encuentra en que algunas de las cualidades que a uno le gustaría encontrarse –como un nivel de alfabetización básico en inglés- no las tienen ni siquiera los propios profesores. Ciertamente queremos seguir el consejo de Confucio y nos sentimos agradecidos por poder contar, al menos, con algunos profesores en cada clase que aportan algunas de las cualidades que buscamos.

Sería deseable haber implementado con claridad buenos niveles de comprensión, conocimiento, asistencia y puntualidad. La realidad es que el currículo del Gobierno de Sur-Sudán, en el que basamos nuestros programas, está establecido muy por encima de los conocimientos de los profesores actuales. Será un proceso largo conseguir elevar los niveles del profesorado en Sur-Sudán. Cuando los primeros estudiantes de secundaria que han sido educados en inglés comiencen a graduarse a finales de 2011 –y comencemos el programa a jornada completa de formación previa al inicio de curso en 2012- podría ser posible generar un salto de calidad. Pero nuestros alumnos actuales estarán dando clase, les enseñemos o no. Así que hemos resuelto el dilema recogiendo a muchos que no tienen todas las cualidades que desearíamos.

En nuestro Instituto de Formación de la Salud en Wau, sin embargo, la decisión tomada ha sido no comprometer la calidad. La meta es formar enfermeras cualificadas según los estándares internacionales. La admisión está restringida sólo a aquellos que han completado la educación secundaria satisfactoriamente y tienen un nivel de inglés adecuado. Comenzamos con un “programa básico” de tres meses de duración en Inglés, Matemáticas, Biología, Informática y Ética, antes de iniciar el currículo de enfermería propiamente dicho. Los estudiantes tienen siete horas de clase cada día entre semana, más las clases del sábado por la mañana y estudio supervisado por la tarde. Hay un estrés real por alcanzar los estándares acordados. Como consecuencia de la escasez de candidatos cualificados, el programa de formación tiene vacantes, pero a medida que se vayan graduando más estudiantes de las escuelas de secundaria en inglés habrá una gran competencia por las plazas en este programa residencial de cuatro años.

Tanto nuestros tutores como los estudiantes sudaneses necesitan convencerse de las palabras de san Francisco de Sales: “Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo, ten paciencia contigo mismo. No pierdas las fuerzas considerando tus propias imperfecciones, decídete inmediatamente a remediarlas. Cada día comienza la tarea como si fuera nueva”. Éste es ciertamente el lugar para, con paciencia, empezar cada día la tarea como si fuera nueva.
 

Trad.: Paula Merelo Romojaro

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