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Domingo 2 de Julio de 2006. XIII Domingo del Tiempo Ordinario.

LICONET -

DESDE LA ECONOMÍA DOMÉSTICA
(mujer, casada, con cuatro hijos, miembro de comunidad cristiana de matrimonios)


Muchos, incluida yo, estamos esperando el mes de julio para aprovechar las rebajas y comprarnos algo que nos hace falta, ropa, algún aparatito, algo para las vacaciones,…Vamos vaciando la cartera y nos llenamos de cosas que en realidad ¿nos hacen falta?, ¿son caprichos?, ¿nos sirven para crecer?, ¿estoy siendo austera?. No digo que no compre, pero mejor haría en llenar el monedero en creer y tener fe como nos enseña este Evangelio. “¡Levántate! me dice Jesús. Esto a cada uno le sugerirá algo en su vida, a mí que dé ejemplo con mi propia fe y la trabaje todos los días, que Él me da la fuerza para seguirle.

 

DESDE LA ENFERMEDAD
 (mujer, casada, con una hija, enferma de cáncer, dejó de trabajar)

“No temas, basta que tengas fe”. Me imagino con que voz diría Jesús esas palabras a un padre angustiado. Como sería su tono, su cadencia. Sería cariñoso, compasivo, paciente. Cómo sería su rostro, con una sonrisa que inspirara calma, consuelo, paz. Esa actitud que es tan poco frecuente en nuestro mundo tanto ahora, como entonces en un pueblo sometido por los romanos. Esa actitud que debe ser la de todo cristiano. No se porqué desde un tiempo a esta parte me llama mucho más la atención la actitud de Jesús y lo que deja entrever; me dice mucho más una sonrisa que un montón de palabras; me llega mucho más al corazón una caricia, un beso, que un regalo maravilloso. Tenemos a nuestro alcance el tesoro más valioso del mundo y no lo valoramos, tenemos en nuestras manos la forma de hacer felices a los demás, la posibilidad de dar amor y lo escatimamos. Algunas situaciones en nuestra vida son el detonante para que comprendamos y valoremos lo que tenemos y lo que somos, y por eso, doy gracias infinitas a Dios.

DESDE LA EXCLUSIÓN SOCIAL: TRANSEÚNTES
(hombre, soltero, trabaja, pertenece a comunidad cristiana, voluntario de patrulla de calle en ONG católica)

No recibido.

 

DESDE LA PERSPECTIVA LABORAL Y SINDICAL
(hombre, casado, sin hijos, empleado de empresa; el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)


No recibido.

 

EN MEDIO DE OTRAS CONFESIONES
(hombre, casado, trabaja, se ha desplazado a otro país por motivos laborales)


No recibido.

 

DESDE LA PARTICIPACIÓN SOCIAL
(hombre, casado, con dos hijos, trabaja, miembro activo de dos movimientos sociales, pertenece a comunidad cristiana)


No recibido.

        

DESDE LA PERSPECTIVA POLÍTICA
(hombre, casado, trabaja, milita en partido político, concejal electo, pertenece a comunidad cristiana)

La Fe y la Vida. Nuestra fuente. Sin embargo, que tire la primera piedra el político que confía plenamente en Dios a la hora de actuar. Que tire la primera piedra el que diga que toda acción la pone en manos de Dios y que confía plenamente en la Providencia. Son ya muchos los Evangelios a lo largo de este año que nos recuerdan la Fe y que nos incitan a vivir con confianza hacia el Padre, pero… nuestra torpeza nos hace que una y otra vez tengamos que acudir a entonar el mea culpa. Una vez más hago propósito de la enmienda y espero dejar más en manos de Dios y dejar a un lado mi egoísmo.

 

DESDE LA RELACIÓN DE PAREJA Y VIDA FAMILIAR
(matrimonio, padres de dos niños, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana)

Cuando las situaciones familiares son insoportables porque existen muchos desencuentros; cuando existen amigos de toda la vida que ya no se hablan; cuando los hijos no son respetados y queridos; cuando las personas se desentienden de sus padres y abuelos, hay veces que uno pierde la fe y cree que la situación es insalvable, ya no hay vuelta atrás, y dejamos de creer en los milagros. Entonces actuamos como los familiares de la niña del Evangelio: ¿para qué molestar al Señor con mis problemas?; todo ha terminado, “no es posible, ya está muerta”.
Pero para Dios no hay nada imposible, basta la confianza, la fe en que El salvará nuestras vidas. Queremos desde aquí poner nuestro granito de esperanza, rogar a Dios que acreciente nuestra fe y pedir por todas las familias que pasan por un mal momento y por todas las relaciones enfermas, basta sólo con tocar su manto para que las heridas dejen de sangrar….

 

DESDE LA PERSPECTIVA DEL TERCER MUNDO
(hombre joven, soltero, voluntario de ONG en Marruecos, pertenece a una comunidad cristiana)

"Tres aspectos, dimensiones a contemplar con este Evangelio tan cargado de gestos, emociones y significado. La primera, y muy cercana al Hogar y lo que hacemos aquí o cómo debemos hacerlo: Jesús, lo vemos en este Evangelio, no solía escoger a sus sanados, a las personas que curaba, ellas se acercaban a El con fe, y El, desde la humildad y sencillez se acercaba a su problema, a su corazón y les sanaba. En segundo lugar, llama la atención lo "perogrullos" que podían llegar a ser los discípulos (y nosotros también, como no); cuando le cuestionan su pregunta; pues claro que había mucha gente y toda apretujando al Señor, pero El sabía que alguien le había tocado de forma diferente, El sentía algo en el corazón de esa mujer y así lo reconoció ella misma; Jesús nos vuelve a pedir, hoy y aquí que veamos más allá, que nos quedemos en las necesidades materiales, en lo que la gente pide en la puerta, en las notas o mal comportamiento de nuestros niños y sus madres, sino que vayamos mucho más allá: busquemos el corazón, la intención, las intenciones y motivaciones interiores. Y por último, nos llama mucho la atención en el Hogar cómo Jesús cae en la cuenta de algo tan importante, pero que muchas veces pasa desapercibido: hay que darle de comer a esa niña que ha estado enferma. Jesús no es un líder espiritual a secas que no ve más allá, que anda por encima de la tierra, sino que pisa y toca mucha tierra, tanto que sabe antes que nosotros mismos lo que necesitamos: en el espíritu y en el cuerpo, si se pueden separar (y que me perdonen los entendidos); y esto, como no, nos lo vuelve a pedir Jesús: mira a ese niño, mira a esa madre y desde la espiritualidad cristiana que te mueve a estar ahí, atiende todo su ser, en plenitud. Perdón por la extensión, pero la ocasión lo merece, un abrazo y a dar de comer.....".

 

DESDE LA VIVENCIA ECLESIAL
(hombre, casado, trabaja, con un hijo)

La forma de acercarse a Jesús es la distinción entre todos los que le seguimos. La mujer que le toca el manto, lo hace desde la fe más profunda, más sencilla, más directa, desde la esperanza más firme, y Jesús reconoce el acercamiento de un modo especial, pese a estar rodeado de gente, de seguidores… Él siente intensamente a quien le sigue y le busca desde la fe y desde la confianza en su Palabra. Así descubro que podemos hacer, celebrar, decir, reunirnos, pero la respuesta, el motor, el sentido, la esencia es la fe, sin ella todo lo que somos y hacemos como cristianos es frágil, débil, difuso. El propio Jesús en la segunda imagen del evangelio nos insiste y clama para que tengamos fe, para que nos mantengamos en la confianza de que estando Él con nosotros todo es posible. Y por último también destaco que Jesús nunca está quieto, no se acomoda… cruza a la otra orilla, y da su testimonio siempre en nuevos horizontes, no se conforma ni se para en sus logros, en los reconocimientos… siempre en el reto de evangelizar, de dar motivos para la fe.

        

EVANGELIO
XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (Año - B)
2 de julio de 2006

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 5,21-43


Contigo hablo, niña, levántate.

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva." Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?" Los discípulos le contestaron: "Ves como te apretuja la gente y preguntas "¿Quién me ha tocado?"" Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud."
Todavía estaba hablando, cuando] llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: "Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?" Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas; basta que tengas fe." No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: "¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y dijo: "Talitha qumi" (que significa: "Contigo hablo, niña, levántate"). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

    
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