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Cuestión de detalles

Francisco Carin -

La mirada foránea hacia China suele estar teñida de simplicidad; quizá no haya otro modo, es una realidad tan vasta y compleja que abruma. Por ello, es fácil (e igualmente fácil es el evitarlo) caer en frases “coletilla” que no se ajustan para nada a la realidad multiforme y tremendamente variada que es China, tanto cultural, social, política como religiosamente.

Hace año y medio/dos años se celebró el año de España en China. Con motivo de la visita de la Vicepresidenta del Gobierno español se invito a los residentes españoles en Pekín a un encuentro-cena en la embajada. Como tenía tiempo, fui y aproveché para sacarme una foto con la vicepresidenta. Lo que la foto no capta es que justo antes de tomar la instantánea y mientras pasaba la mano por detrás de su espalda (mmm...  ¿habrá problemas de protocolo como con Michelle y la Reina Isabel?) me preguntó: ¿Y qué hace en China? Yo respondí: soy sacerdote misionero. Fue curioso como cambió la cara de la vicepresidenta… simplemente sorprendida, creo yo, de encontrarse un sacerdote en China sacándose una foto con ella. No obstante la foto quedó bien, y he de decir que quedé gratamente sorprendido de su cercanía y personalidad.

La recepción contaba con la presencia de varios medios de comunicación de la comitiva que cubrían esta visita. Una joven periodista quería grabar una entrevista para la radio y el Cónsul, que no encontraba a nadie que quisiera ofrecerse, me lo pidió como un favor (nos conocemos de las eucaristías dominicales en castellano en la embajada de Argentina). Viendo su apuro accedí, no sin cierto temor. En un pequeño guardarropa de la embajada (aun así ruidoso debido a la cantidad de gente que había acudido) me hizo la breve entrevista. Una de las primeras preguntas, si no la primera, fue algo así como ¿Qué opinas de/cómo se vive /cómo se experimenta la represión del Gobierno Chino en el día a día?

No sé si los ojos me hicieron chirivitas… pero sí que tuve un segundo en blanco: ¿De qué esta hablando esta buena mujer? Mi contestación trató de poner un poco en su sitio la pregunta a través de la respuesta; China no es el paradigma en libertades… pero hablar de represión gubernamental continua y cotidiana… está un poco fuera de tiesto. Hay control, hay límites más o menos claros y tácitos, hay censura, hay tabúes informativos, hay abusos y represalias en caso de retar al gobierno (especialmente local)… pero hay mucha más libertad y espacios para el desacuerdo de lo que cree la gente de a pie en occidente; temas como democracia, sociedad civil, multipartidismo, transparencia, libertad de pensamiento/conciencia/religión, responsabilidad política y social, o el futuro más allá del partido comunista… son temas de discusión en los diversos medios de comunicación, en especial los alternativos como Internet, y en las universidades;  el pueblo hace ver su descontento y el gobierno sabe que su mano dura tiene límites: los que le permite el pueblo. Cierto que no es una sociedad perfecta, y se nota que aún hay mucho “propagandismo” pero viendo España desde lejos y a través de los periódicos… tampoco es que por allá la cosa esté tan cerca de la utopía social y política que lo de China suene a “represión”...

Puede que parte del entuerto y la incomprensión, dicen algunos, sea debido a que el camino de desarrollo y organización social en el que se ha embarcado China no es una copia sin más del liberalismo democrático multipartidista de la modernidad occidental… Puede incluso que haya cierto miedo en occidente a que la cosa salga bien, es decir a tener que reconocer, al final, que estaban equivocados y que China –la demoníaca China- estaba en lo cierto. Esa famosa frase atribuida a Churchill “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos” que se usa para justificar de un plumazo los límites, e imperfecciones del sistema y acallar abusos casi como amenazando con “algo peor”puede que tenga que cambiarse si es que un sistema mejor (o al menos no peor) “made in China” surge. Si tan convencidos estamos, y yo lo estoy, de que la democracia es el  sistema menos malo conocido… ¿qué temer de China y su política? A lo mejor nos descubren alguno mejor; y si lo que sale del experimento socio-político Chino es peor, los mismos ciudadanos chinos, que no son tontos, buscarán con el tiempo lo que aún sin ser perfecto sea menos malo.

Estos últimos días he estado visitando y charlando con algunos obispos y amigos católicos Chinos. Son conscientes de que están jugando un partido en un terreno que no les favorece y con un árbitro arbitrario (curioso juego de palabras). Saben que de tres pasos que dan, tienen que desandar dos, y pese a lo cansado, creen que merece la pena, pues se gana un paso, y la retirada es también oportunidad de adentrarse en terreno extralimitado, hacer reconocimiento, replegarse y tras buscar una nueva oportunidad, un “kairós”, avanzar otra vez. Saben que se están jugando el futuro de la Iglesia Católica China, no solo eso, que podría entenderse simplemente como un intento de perseverar una institución por el hecho de pertenecer a ella; creen que en esas decisiones arriesgadas en tiempos aún desfavorables se están jugando la fidelidad al Espíritu y su credibilidad de cara a la sociedad China. En esos pasos tentativos que dan en los terrenos liminales de lo que permite el gobierno y el derecho canónico están haciendo hueco al Espíritu y siendo fieles a la llamada del Señor de construir, sin prisa pero sin pausa, el Reino, hasta que Él vuelva.

¿Qué ha de hacer un obispo reconocido por Roma? ¿Debe negarse a asistir a reuniones promovidas desde organismos gubernamentales que darían pie a una “aprobación implícita” de asociaciones no reconocidas por la Santa Sede como la Asociación Patriótica de la Iglesia Católica China? ¿O acudir e intentar hacer valer con su palabra y presencia unos principios más cercanos a la tradición eclesial universal que representan y a la que buscan ser fieles?

El primer caso, que es lo que se suele recomendar desde Roma, puede parecer como una postura coherente, de principios… sin embargo algunos lo ven como un resignarse irresponsablemente a dejar el poder decisivo y ejecutivo de esa organización (semejante a –o incluso mayor que- la de una Conferencia Episcopal Nacional) en manos de una minoría que, porque sintoniza con la postura gubernamental, van a acudir de todos modos. Por otro lado, asistir podría ser interpretado bien como signo de connivencia o de cobardía o miedo ante posibles represalias del gobierno en caso de ausencia, bien como signo de deslealtad a Roma; sin embargo es también una posibilidad para intentar encauzar y tratar de minimizar las posibles consecuencias negativas que decisiones desacertadas tomadas en esas reuniones sin su presencia moderadora pudieran traer a la Iglesia China. Entre la oposición y el servilismo hay mucho terreno… y “sabia contención” puede no ser mala estrategia.

Como me ocurrió con aquella periodista de radio, estos “pequeños detalles” pasan desapercibidos, es mucha información para tanta noticia como nos bombardea… y sin embargo son los matices que nos ayudan a comprender adecuadamente la realidad y que nos descubren cuan difícil es la labor de un obispo en China; igualmente manifiesta qué fácil es que surjan enfrentamientos e incomprensiones (dentro y fuera) con respecto a las posturas tomadas por un sacerdote, una religiosa (oficialmente no hay religiosos), o un laico/a en China respecto a la forma de entender las relaciones entre Iglesia-Estado, a las posturas de sus obispos o de los funcionarios de asuntos religiosos.

El gobierno Chino promueve y habla hoy de armonía social (un paso adelante respecto a aquello de “la lucha de clases”)… pero le cuesta aceptar la teoría musical; sólo hay armonía donde se es capaz de integrar –sin destruir- la distinción, la diferencia, lo opuesto; en jerga china de Internet “ser armonizado” equivale a ser censurado (eliminando entradas de blog o BBS, fotos, videos…). Armonía sin diversidad es imposible, solo hay monotonía; diversidad sin integración deviene cacofonía.

Se ven progresos, lentos; hay esperanza. Lo que no sabemos es si tendremos paciencia, aquí y allí, ellos y nosotros.

Ya lo dijo Confucio: el hombre superior salvaguarda la armonía y no busca la uniformidad.

    
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