Creo en las CEBS (II)
Después de la Costa Abajo donde misioné durante 27 años en sus distintas 5 subzonas. Mi destino al Darién me dolió como arrancar un árbol viejo. Logré superarme, pero nunca había sentido tan profundamente que era de carne y hueso. Después de un año en Metetí, aterricé en Agua Fría. Aquí llevo cuatro años, dos años con otro claretiano. A falta de un proyecto pastoral, en colaboración con los evangelizadores existentes, nos pusimos manos a la obra en el 2006. El título de dicho proyecto dice:”Creación, formación y seguimiento de las Comunidades Eclesiales de Base”, aprobado el 12 de enero de 2008 en la asamblea de la zona misionera de Agua Fría. En estos dos años vemos ya algunos frutos importantes de este plan pastoral. Nos va a costar más entre los indígenas, primero porque sólo son cinco de 30 comunidades y de dos etnias distintas (kunas y emberás), pero además está la barrera de la lengua.
Las CEBs son posibles en equipo y en misión compartida
Aunque me han pedido la experiencia personal de las CEBs, no puedo dejar a un lado el trabajo en equipo y en misión compartida. Si queremos CEBs en comunión profética, litúrgica y social, sólo es posible desde un equipo misionero de sacerdotes, religiosas (os), laicos y laicas. Yo he tenido el privilegio de trabajar siempre en equipo y con una misión compartida. El testimonio y la vida de los misioneros, su ayuda mutua, el acompañamiento y colaboración en la formación de ministerios y en la giras por las comunidades ha constituido una piedra angular en la construcción de las CEBs. Son los mismos laicos que después de 4 años de ausencia como equipo en la Costa Abajo-Lago, echan de menos ese método de evangelizar. La ausencia de religiosas y misioneros laicos en este momento en Agua Fría, no deja de ser un vacio importante para llevar a cabo el plan pastoral.
Creo en las Comunidades Eclesiales de Base
Hace años estaba de moda el “yo creo”, no sé si alguien se me adelantó con este lema: “Yo creo en las Comunidades Eclesiales de Base”, no estoy al tanto de todo lo que se publica. Quiero terminar esta reflexión sobre las CEBs haciendo hincapié en el título propuesto. Y digo “creo en las CEBs” por dos razones: una, por todo lo dicho en los números anteriores, y otra, por la cual las aceptarían más de cuatro involucionista. En los 28 años vividos bajo este modelo pastoral en la Costa Abajo-Lago, en ninguna de las 115 comunidades se instalaron los hermanos separados, que no estuvieran antes, a excepción de una porque inmigró la familia patriarcal completa. Y en esos pocos sitios donde estaban los evangélicos, en todos se instalaron las CEBs. En las comunidades de Agua Fría hay de una a tres iglesias por comunidad. Una pena no haber iniciado este proyecto 15 años antes. Con todo ya estamos presentes en dos de las comunidades donde sólo ellos estaban. Y seguimos.
Un sueño y mis señas de identidad
Completo con el número 10 dándoles algunos datos sobre mi vida. Nací en Segovia, España, el 20 de mayo de 1945. Soy misionero claretiano desde 1963 y sacerdote desde 1972.

Cumplo este año 38 años de misionero en América Latina, lo único que he querido ser en la vida. Mi ilusión al llegar al tercer mundo era trabajar en áreas difíciles por lo menos 40 años como los grandes misioneros, ya me estoy acercando, espero que Dios me de salud para lograr esta meta o pasarla. He tenido dificultades serias de todo tipo, pero como nos decían nuestras mayores: “cuando tengas tentaciones o peligros, agárrate al manto de la Virgen, que no falla”. Así lo puedo certificar. Termino comunicándoles un sueño: estoy construyendo el sexto centro pastoral de mi vida en Agua Fría. No tengo ninguna ONG que lo respalde, pero cuento con los amigos y solidarios de esta misión del Vicariato Apostólico de Darién, ustedes entre ellos. Este centro de cursillos es esencial en la formación de los ministerios que constituyen las bases de las CEBs. Mi e-mail: celsainz@yahoo.es