Comentario seglar al Evangelio del domingo 23 de mayo, Pentecostés
EL EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 20,19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
Palabra del Señor
NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)
Este evangelio ya fue proclamado el II domingo de Pascua
Este domingo de Pentecostés la atención se centra en estas palabras de Jesús resucitado: Recibid el Espíritu Santo. Las acompaña el gesto de "exhalar su aliento", las mismas palabras con las que Dios crea al ser humano, según la versión griega de Génesis 2, 7. Con la entrega del Espíritu, Jesús está re-creando al ser humano, lo hace "nacer de nuevo", "nacer de Espíritu" (ver capítulo 3).
La comunidad de discípulos que recibe el Espíritu queda capacitada para ser mediadora del perdón de Dios: "a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados". En este evangelio de Juan, "pecados" se refiere propiamente a la posición que se toma contra Jesús: "pecado, porque no creen en mí" (16, 9). Quien acepta el testimonio de Jesús ha "dejado el pecado" (ese es el sentido de "perdonados los pecados" del original griego): "he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas" (12, 46)
El resucitado envía a la comunidad a dar ese mismo testimonio: "Como el Padre me envío así os envío yo".
Esto acontece "al anochecer" del mismo día de la resurrección de Jesús.
PARA VER
(Autorizado por el autor, Pachi en www.diocesismalaga.es)
DESDE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
(matrimonio, padres de dos niños, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana)
Miedo es lo que habitualmente nos deja sin actuar, sin movernos, sin buscar. Miedo a perder lo que ya tenemos, y no me refiero a lo material, o incluso a eso, sino a lo que realmente amas. Miedo a que tus hijos sufran, miedo a que el amor de tu vida te falte, miedo por las enfermedades en la familia, por las relaciones en ocasiones difíciles entre hermanos, en fin, el miedo atenaza. Pero hoy, Alguien desata esa inmovilidad. Alguien exhala un aliento de esperanza, Alguien desparrama la alegría. Alguien nos pide, no que olvidemos el miedo, no, que no nos sintamos amenazados en ocasiones, no que olvidemos la cruz, pero sí que vivamos con confianza, que está a nuestro lado, SIEMPRE, aunque no lo veamos. En estos tiempos en los que vivimos, en donde se habla de crisis, de apretarse el cinturón, de ausencia de valores, de muertes prematuras y de desencanto de familias, el Espíritu se derrocha, se desparrama, se desboca por todas las familias. ¡Qué maravilla!
PARA REZAR
(hombre, casado, trabaja, con dos hijos)
Espíritu Santo, Tú que haces Vida de la Palabra,
Tú que conviertes los signos en Sacramentos,
y los Sacramentos en Alimento...
Impulsa mis pasos, guía mi camino,
alivia mis temores y
ayúdame a ser testimonio de la presencia de Dios...
Señor, que tu Paz serene mi alma,
para sentir al Espíritu que derramas sobre mí,
para amar al mundo, para ser amado,
para descubrir y testificar tu amor...
Que el Espíritu sea mi equipaje y mi aire,
que Él abra mi corazón y sostenga mis manos,
que el Espíritu esté en mí y yo en Él,
para que mi rutina, mi vivir cotidiano, sea reflejo del Padre.
Que viva en el Espíritu, para descansar en tu Paz que me serena, Señor.
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
y llénanos nuestra vida de tu Paz.
¡Guíanos y fortalécenos con tu Espíritu!
Que tu Espíritu Santo nos llene de Sabiduría
para discernir tu Voluntad y buscar la Verdad.
Gracias Padre, porque la fuerza de tu Espíritu
nos acompaña cada día de la vida.
Gracias, Padre Bueno, porque te presentas ante nosotros
amándonos, comprendiéndonos, animándonos,
y con las manos llenas de dones para nosotros.
Danos el don de Piedad y la capacidad de entender tu Palabra
por la que todo fue creado y que da sentido a nuestra vida.
Gracias porque la fuerza de tu Espíritu
pone ante nosotros a personas que nos aconsejan
para poder escuchar tu Voz y saber elegir lo bueno para todos.
Danos el don de Ciencia para descubrirte a Ti, Padre,
en la belleza de la Creación y para verte también
en las personas que trabajan por un mundo mejor y más justo.
Danos la Fortaleza necesaria para superar las dificultades
y para consolar y ayudar a las personas que sufren…
¡Que tu Espíritu Santo nos impulse a ser
testigos valientes en nuestra debilidad
y que Él nos ayude a saborear la vida que Tú nos das!
Dios, Padre Bueno y Misericordioso,
abre Tú nuestro corazón de par en par
para que nos empapemos de tu Espíritu Santo
y nos haga descubrir que sólo necesitamos tu Amor
para que nada ni nadie pueda apartarnos de Ti, Dios nuestro. Amén