Comentario seglar al Evangelio del Domingo 14 de Enero de 2007. Segundo Domingo del Tiempo Ordinario.


(matrimonio, padres de dos niños, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana)
Muchos piensan que el matrimonio es como el vino en una fiesta, al principio se beben el bueno, el delicioso, el que tiene cuerpo, pero a medida que pasa el tiempo, una vez que ya están bebidos y se acostumbran, se saca el vino malo. Por eso, muchas personas, creen que el amor caduca en el matrimonio, o que lo único maravilloso son los primeros momentos, porque después, el matrimonio se torna aburrido, rutinario, tedioso… y el amor muere. Los cantantes, poetas, artistas no saben del amor, es como la Navidad, el verdadero misterio queda oculto tras las montañas de luces, villancicos y regalos. No hay que ponerle velas, traje blanco, luna llena y música, sino que el verdadero amor, el vino bueno aparece cuando después de un día “perro”, reventado/a de trabajar, escuchas atentamente y cuidas de la persona que amas porque el otro está peor; cuando en el día a día no estás tan estupendo/a físicamente y te pones esa camiseta de publicidad y los pelos de cualquier manera y además no te has depilado pero, entre los dos, hacemos las tareas del hogar; o cuando tu cónyuge enferma irremediablemente o envejece antes, hasta el punto de tener que limpiarle “el culo” y darle de comer y …; y tú, a pesar de todo, sigues a su lado hasta el final, soportando tu dolor y el de tu cónyuge. Este es el vino más bueno, el que se saca después y como siempre, un “caldo” tan maravilloso, sólo puede ser obra de Dios.

(hombre soltero y matrimonio compartiendo casa, voluntarios de ONG en país musulmán, trabajan en la misión, pertenecen a distintas comunidades cristianas)
No recibido.

(grupo de presos, coordinado por voluntaria de equipo de pastoral, casada, con dos hijos, jubilada, pertenece a grupo cristiano)
Después del paréntesis de la Navidad, retomamos en el calendario litúrgico el tiempo ordinario, es decir, lo cotidiano, entrando en la rutina de cada día. El Evangelio de esta semana nos presenta un signo patente de que siempre es tiempo de transformación y cambio.
Igual que Jesús utiliza un acontecimiento, como es la celebración de una boda, para darnos a conocer su enseñanza por medio de los signos, también puede utilizar un acontecimiento extraordinario e impactante en los que están en la cárcel privados de libertad para que a esas personas encarceladas les llegue su mensaje y puedan darse cuenta de que es posible una transformación en sus vidas.
Ahora bien, para que pueda surgir esa transformación “Hagan lo que él os diga”, hay que descubrir que tenemos que ser dóciles y poner la confianza en la Palabra de Dios, para seguir la invitación que Él nos hace, si deseamos llegar a estar en disposición de querer esa conversión donde se de el vino de la comprensión, del perdón, del amor, la libertad, la paz...

(matrimonio, jubilados, seis nietos, pertenecen a grupo de matrimonios)
Este pasaje del Evangelio nos llena de esperanza. Tenemos al lado de nuestro Dios, del Dios de todo lo creado, a una abogada, a la cual siempre escucha y obedece: su Madre y Madre de todo el género humano. Con ella y por ella llegaremos siempre a Jesús, nuestro hermano. Él quiso desentenderse del problema de aquella buena gente, estamos seguros que fingiendo, sólo con el fin de hacer ver a todos los creyentes de los siglos venideros, lo que la Madre que nos entregó al pie de la Cruz, significaría para todos nosotros, desvalidos en este valle de lágrimas. Constantemente hemos tratado de inculcar, antes a nuestros hijos y ahora a nuestros nietos, la fe en Cristo resucitado y la confianza en nuestra madre celestial, la Santísima Virgen María.
Señor, del mismo modo que convertiste el agua en vino, haz que la desunión existente entre los cristianos del mundo, se convierta, en los odres del diálogo, del amor y la comprensión, en el vino de nuestra unidad.
SEÑOR, TENEMOS LA CERTEZA DE QUE ÁNGELA DESCANSA YA EN TU SENO, GOZANDO DE TU PRESENCIA. AHORA TE PEDIMOS POR SU ESPOSO Y POR SU HIJA. LA MUERTE, AUNQUE SEA ESPERADA, NOS COGE SIEMPRE DESPREVENIDOS. HAZ QUE, POR LA INTERCESIÓN DE TU SANTÍSIMA MADRE, LO MISMO QUE CONVERTISTE EL AGUA EN VINO, LA ANGUSTIA Y TRIBULACIÓN DE SUS SERES QUERIDOS SE CONVIERTAN EN SOSIEGO Y ESPERANZA. GRACIAS.

(matrimonio, él trabaja, con cuatro hijos y esperando otro, pertenecen a comunidad cristiana de matrimonios)
Así como Jesús es capaz de transformar el agua en vino, Dios puede sacar lo mejor de nosotros, pero claro que para ello es necesaria nuestra predisposición, haciendo lo que El nos diga. Creemos que es bueno transmitir a nuestros hijos esta perspectiva en el ámbito de la educación, en el sentido de que aprender es un don divino, un regalo recibido que hemos de poner al servicio de los demás. Esta lectura nos invita a enseñarles a dedicar un momento de la oración de la noche, antes de dormirse, a dar gracias a Dios por lo que hemos aprendido durante el día, y ofreciéndoselo para lo que a El le parezca mejor; y a la Virgen María, que tal vez a ellos les resulte más cercana, con el Ave María, o rezando “Bendita sea tu pureza”, u otra oración similar que ellos rezan con tanta entrega e inocencia.

(hombre, recién casado, trabaja, pertenece a comunidad cristiana, voluntario de patrulla de calle en ONG católica)
Este comentario es mensual.

(hombre, casado, sin hijos, empleado de empresa; el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)
En este Evangelio vemos a una madre que hace que su hijo cambie de parecer y actúe de una forma que no es la que tenía pensada.
María le pide a Jesús que haga un milagro, no para ayudarla a ella sino a otros seres queridos, pero Jesús se niega, "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora", a lo que su madre parece que no hace caso ninguno, y no creo que no lo escuchara sino que se empeña en que lo haga y sabe que lo puede hacer.
En el trabajo hay veces que se dan situaciones en las que parece que para salvarlas bien hace falta un milagro y un milagro pedido con obstinación, con la seguridad de que se hará, como María lo pidió.
Espero que ahora no se dé esta situación porque se acaban de convocar unas oposiciones para los puestos que están ocupando mis actuales compañeros de trabajo, y hay una sola plaza para varios. Espero que esto no provoque situaciones delicadas, ya que son personas que están trabajando juntas todos los días.

(hombre, casado, con dos hijos, trabaja, miembro activo de dos movimientos sociales, pertenece a comunidad cristiana)
¿Cuántas veces intentamos darnos por no enterados ante situaciones de necesidad de nuestros hermanos, incluso si hay alguien, como María, que nos lo muestra? La respuesta debería ser como la de Jesús: la sobreabundancia en generosidad. Ante un sistema económico como el que vivimos diseñado para que los más pobres financien a los más ricos, donde el dinero fluye de los países más pobres a los más ricos (a través de la Deuda externa, el comercio internacional y los movimientos bursátiles principalmente) no podemos sino asombrarnos y tomar postura. Deberíamos "restituir" a estos pueblos, devolverles lo que les robamos diariamente para que puedan vivir y festejar la vida. Vivamos sencillamente, para que otros puedan sencillamente vivir.

(hombre, casado, trabaja, milita en partido político, concejal electo, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)
La sociedad y la política actúan la mayoría de las veces con posterioridad a los hechos. Pensemos que se legisla, por ejemplo, después de que se produzca una situación reiterada, o se hacen manifestaciones, incluso contradiciendo las anteriores (y como si no hubiese pasado nada) después de los acontecimientos. Y es que los signos son fundamentales.
Pensemos por ejemplo en el, para mí, mal llamado proceso de Paz, que se ha estado llevando a cabo en España en estos meses.
El Presidente del gobierno sale un día diciendo que el año próximo estaremos mucho mejor y sin embargo al día siguiente se tiene que comer sus palabras ante los signos evidentes de un atentado terrorista. No somos cautos, intentamos sacar partido de las situaciones sin atenernos a los signos. Jesús es muy clarito y para ello siempre nos da un toque de atención. A diario, encontramos, a poco que nos detengamos, cientos de signos del amor de Dios. No nos podemos llenar de desesperanza o de deseos infundados, sino de realidades y confiar también un poquito en la providencia.

(hombre, casado, trabaja, con un hijo)
Padre, hoy nos presentamos ante ti con nuestra fe necesitada de signos para que nos ayudes a alimentarla de oración, de perseverancia, de coherencia. Y que nuestros ojos vean, sientan, y descubran cuantas cosas en nuestras vidas nos hablan de ti, y nos muestran tu rostro…
Y en cambio se escapan a nuestra mirada pedigüeña, se pierden en nuestro sentir mundano, atenazado de ruidos, de pretensiones, donde a veces se escabulle nuestro ser cristiano.
Madre que te obedezcamos como buenos hijos, que nos pongamos en manos de Jesús, como tu nos dices, nos muestras y nos enseñas… Y desde la fe en su mensaje, en su obra, transformaremos en “vino bueno” nuestras intenciones.
Que no se nos pierdan los signos de Jesús y que nosotros seamos signos de aquello que el Padre nos ha mostrado, y que nos hace responsables de testimoniar su mensaje y construir su reino

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11
En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino."
Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora."
Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él diga."
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo."
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora."
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor
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