Carta de Buenafuente Junio, 2008
Monasterio Cisterciense Madre de Dios
Buenafuente del Sistal.
Buenafuente del Sistal.
Queridos amigos:
Un año más llegamos al final de nuestro encuentro epistolar mensual.
Este mes ha estado lleno de grandes celebraciones litúrgicas que nos han llevado a profundizar en el Misterio Pascual de Cristo y como cristianos a revisar nuestra vida a la luz de las grandes solemnidades:
- Pentecostés, nos sorprende siempre con la venida del espíritu Santo a nuestra vida, haciéndonos más conscientes de que esa efusión del Espíritu nos lleva a formar un solo cuerpo y somos bendecidos con sus dones y enviados a “andar según el Espíritu”, fiados de que el Espíritu Santo nos guiará en nuestro caminar diario, ¡si estamos abiertos a su acción”!.
- Santísima Trinidad, el Encuentro amoroso del Padre, Hijo y Espíritu Santo, al que somos llamados a participar por la Gracia de Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo; llamados a formar la Unidad de la Iglesia en el Verdadero Amor, que es Cristo.
- Corpus Christi, donación total de Cristo, Alimento que sacia plenamente. Somos invitados a comer del mismo pan y beber del mismo vino eucarístico que implica un grave compromiso de unidad comunitaria entre los cristianos y a lo que muchas veces no prestamos demasiada atención. Nos tiene que remover interiormente, sentirnos interpelados y dispuestos a hacer de esa unidad, una unidad profética y comprometida.
En este día tuvimos el gozo de poder ser testigos de una nueva incorporación a la Iglesia, a través del bautismo, de Diego y a la primera participación en la mesa eucarística de Fátima (de la familia Yepes-Cagigal). - El Sagrado Corazón de Jesús, nos da a conocer los beneficios de su amor para con cada uno de nosotros y nos invita a acercarnos a ese corazón abierto del Salvador, a beber con gozo de las fuentes de la salvación.
- La Visitación (solemnidad para la Orden del Cister), donde encontramos a nuestra Madre, como ejemplo vivo de alabanza a la misericordia Divina y de servicialidad al prójimo.
El domingo, la Palabra nos alertaba acerca de ¡dónde construimos nuestra casa! Hermanos nos toca construir nuestra casa sobre Roca, esa Roca que es Cristo; sí es más fácil (como nos decían en la homilía) construir sobre arena, porque sobre roca lleva más esfuerzo, más tesón, más desgaste…pero como cristianos estamos llamados a construir sobre Roca, sobre Cristo, cimentados en Él; con la gran ventaja de que Cristo no se deja ganar en generosidad y nos ofrece su Gracia para llevar a cabo la labor encomendada. Y si recibimos su Gracia, tenemos que llevarla a la acción y abrir nuestro corazón al Amor de Dios que impulsa nuestras buenas obras. Sólo se nos pide que colaboremos incondicionalmente con su Gracia.
Y la misma Palabra de Dios, ayer lunes, nos daba la clave para colaborar con la Gracia, cuando dice: “(…) poned todo empeño en añadir a vuestra fe la honradez, a la honradez el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno y al cariño fraterno el amor”
Hermanos que mejor despedida, para comenzar el verano que llevar en nuestro corazón la Palabra y hacerla vida en nuestras obras.
Nosotras comenzamos este mes la acogida de las tandas de ejercicios espirituales y os pedimos que nos acompañéis con la oración, para que nuestro trabajo, nuestra acogida, nuestra oración sea siempre como Dios quiere y sepamos dar a conocer a cada uno de los que se acercan a este lugar lo mejor de nosotras mismas como mediación del Amor de Dios.
Unidas fraternalmente
Vuestras hermanas de Buenafuente
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