32. Hay un camino seguro
En los cantarillos de los pozos anteriores he procurado cumplir la promesa de ofrecer una panorámica global de la Exhortación “La Alegría del Evangelio”. Pero esta perspectiva a vista de cóndor, necesariamente es superficial. Y estas reflexiones no contentan del todo a espíritus sensibles que pretenden ir al fondo de las realidades que a simple vista, aunque sea de cóndor, pasan desapercibidas. Es necesario mirar con el corazón para captar lo esencial. Ese fue el consejo de la raposa al “Principito”.
Como advierte también F, Torralba: “La inteligencia espiritual impulsa a plantearnos interrogantes existenciales y a vivir experiencias que trascienden los límites habituales de los sentidos, que conectan con el fondo último de la realidad y que nos acercan al descubrimiento del verdadero potencial de cada uno. Es una especie de dinamismo que mueve a buscar la plenitud…”! (“Inteligencia Espiritual “ pg.57).
Camino obligado para llegar a la plenitud
Me grita el alma que explique en este cantarillo que el camino obligado para llegar esa plenitud es María, la Madre de la evangelización. Dice el Papa: Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo (He 1,14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la Iglesia Evangelizadora y sin Ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización” (E.G. 284).
Y si algunas veces la fe se produce por un encontronazo con Jesús de Nazaret, el mismo Hijo de María, cuida de resituar las cosas como la Providencia ha planeado. Un caso paradigmático es vivido por el famoso converso Vittorio Messori. No voy a privar a los lectores de las palabras, limpias de polvo y paja, del protagonista:” Como a todos los conversos (empleo esta comprometedora palabra con vacilación y desde luego con humildad), la luz del encuentro con Cristo me había cegado, impidiéndome ver nada más. En efecto, en aquellas páginas –nacidas del descubrimiento repentino de una fe rechazada, sobre todo, por desconocida- no se hablaba de María. Más aún, ni siquiera se hacía referencia a Ella. La Madre, como se ha observado, y como yo mismo experimenté, se descubre después, cuando se ha entrado en intimidad con el Hijo y Él nos permite acceder ‘al interior de las casa’. Entonces nos damos cuenta de que esa presencia discreta es, en realidad, esencial; no está en absoluto de más, no es el accesorio que puede estar o no estar, no es una simple devoción a tolerar en ancianos piadosos, no es una ‘distracción’ que impida centrarse en Jesús.¡Al contrario!. (“Hipótesis sobre María” 2007, Pg. 18)
Y a continuación avisa de los datos posteriores que ofrecerá en el voluminoso (453 páginas) estudio. Pero sin embargo quiere ya apuntalar su afirmación con citas valiosasque yo tampoco quiero soslayar. La primera es del premio Nóbel de Literatura, adulto y crítico. F. Mauriac: “No debemos alejarnos de Nuestra Señora, para acercarnos a quienes la han rechazado o relegado a un rincón, sino que debemos restituirla, mostrando el tesoro que han perdido. Hay una caridad fraterna en el ecumenismo que se practica también, quizás sobre todo, en lo que atañe a María a su culto. Es un deber compartir la propia riqueza, no adaptarse a la indigencia de los demás.” (O.C pg. 19)
Y una, dice, especialmente significativa, del gran teólogo anglicano convertido y luego Cardenal, Henry Newman: “Si echamos un vistazo a Europa, veremos que han dejado de adorar a su Divino Hijo, para pasar a u n banal humanismo, no los pueblos que se han distinguido por su devoción a María, sino precisamente los que han rechazado tal devoción. Se ha extinguido el celo por la gloria del Hijo, allí donde ésta había dejado de estar unida a un ardor por la exaltación de la Madre.” (O.C. pg 19)
Magisterio actual
La luminosidad teológica de siempre de Benedicto XVI, brilla en este discurso al XXIII Congreso Mariológico: “…el esquema de la Constitución Dogmática sobre la Iglesia se vio enriquecido con el capítulo sobre la Madre de Dios, en el que la figura de María, nuevamente leída y presentada partiendo de la Palabra de Dios, de los textos de la Tradición patrística y litúrgica, así como de una amplia reflexión teológica y espiritual aparece en toda su belleza y singularidad y estrechamente insertada en los misterios fundamentales de la fe cristiana. María, de la que subraya ante todo su fe, queda englobada en el misterio de amor y de comunión de la Santísima Trinidad, su cooperación en el plan divino de salvación y en la única mediación de Cristo, se ve claramente afirmada y puesta en su justo relieve, lo que hace de Ella un modelo y un punto de referencia para la Iglesia que en Ella se reconoce a sí misma y reconoce la propia vocación y la propia misión”(Castengaldonfo 8-IX-2012)
Advertencia oportuna
Para que no nos quedemos en teorías, el P. Gonzalo Fernández cmf, Prefecto General de Espiritualidad en su intervenciónen la 40 Semana Nacional de Vida religiosa afirmó: “Nos sobran mapas y nos falta experiencia. Este es el drama. Es decir, somos poco místicos. Nuestra formación (tanto inicial como continua) sigue privilegiando la transmisión de contenidos y la ordenación de las palabras, todavía deudoras del axioma ‘conocer para transformar’, olvidando que ‘solo el transformado conoce’. El resultado es una obesidad conceptual a la que corresponde un gran déficit experiencial.” (“Mujeres y hombres de Dios” 2011( pg, 318)
Seguro que el P. Gonzalo acierta, pero me permito añadir un matiz. Pienso que las experiencias místicas, con mucha frecuencia, son tesoro escondido, que no se pone en el escaparate. Por eso, voy a relatar una pequeña experiencia mística que ha llegado a mi conocimiento, y que ahonda en esa verdad que intenta recordar este cantarillo: La presencia imprescindible de María, en la vida de los discípulos (ellos y ellas). Un claretiano ora ante el Sagrario y agradece con toda el alma el que lo haya elegido para ser evangelizador con el talante de Claret. Y siente claramente una manifestación dentro clarísima, pero sin palabras: “No, Yo no. Ha sido mi Madre. Y yo hago lo que Ella dice.” Y el gozo llegó al corazón. Y confirmado por las palabras de su Director espiritual: “Son palabras de Dios. Tranquilo.”
Sin duda se trata de una locución sobrenatural que, como explica Tanquerey, son imaginativas, cuando las escucha sola la imaginación e intelectivas cuando directamente se encaminan al entendimiento. (Cf. Teología Ascética y Mística. Libro tercero. Cap. III). Y San Juan de la Cruz en su “Subida al Monte Carmelo”).
Y con la claridad del Papa Francisco
Espero y deseo que haya quedado explicado con profundidad el tema propuesto y que la “Alegría del Evangelio” trata con entusiasmo en los números finales 284 al 288 de la Exhortación. Sólo unas frases para hacer rebosar las aguas frescas de este cantarillo: “Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con cariño materno. Como una verdadera madre, Ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios.”(286)