104. La Virgen María profetisa
Está reconocido que la Madre de Jesús es la más Perfecta Discípula de su Hijo. En todo, ¡claro! Sabemos que el Concilio Vaticano II, llama a Jesucristo el Gran Profeta. La humilde doncella de Nazaret también es la más perfecta discípula de este rasgo de Jesucristo.
Quizá sea oportuno recordar que la auténtica profecía bíblica responde a la nostalgia de Dios, el ansia de saber, de ver, de escuchar a Dios. Esa nostalgia en crecimiento, recibió la respuesta. Afirma el autor de la carta a los Hebreos:”Después de hablar Dios muchas veces y de diversos modos antiguamente a nuestros mayores por medio de los profetas, en estos días últimos nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo también el universo” (1.1-2)
El Profeta de Nazaret topó con cerrazón de los grupos de poder, que sólo querían un Mesías que apoyase sus ambiciones. Zancadillas, preguntas capciosas, situaciones aprovechadas, como el pasaje de la mujer adúltera, para desacreditarlo ante el pueblo.
Hoy el verdadero Profeta, tropieza, como Jesús, con corazones y oídos que sólo quieren escuchar voces muy distintas. Decepcionado exclamó: “Esta es una generación malvada, pide una señal…(Lc11,29 )
Juan Pablo II, describe las voces de hoy,¿voces malvadas?:”La cultura hedonística, el materialismo ávido de poseer y las concepciones de libertad que prescinden de la verdad y de la norma moral”.
En conferencia reciente en Pamplona, el Cardenal Sebastián con la “parresía” que acostumbra ha dicho: “La sociedad se está descomponiendo, se está deshilachando completamente…Hay causas de orden estructural: económicas y políticas, principalmente. Pero también hay causas de orden cultural. Vivimos en la cultura del bienestar, del individualismo, del narcisismo, del provisionalismo, del usar y tirar, donde es muy difícil hacer proyectos para toda la vida. No hay convicciones morales, firmes y fuertes que nos ayuden a superar las dificultades…los sacerdotes no han sabido transmitir a los jóvenes una experiencia religiosa profunda que les hubiese posibilitado encontrar a Jesús como Salvador…( Y añado yo, que las familias tampoco).No podemos hacer la rutina de siempre. El Señor nos está llamando a una revisión seria y profunda, sobre todo a la Iglesia de Occidente,( “La Verdad” (3-III-2017)
Este panorama desolador interpela al exegeta W. Bruegemann y responde con su libro “La imaginación profética” y sugiere que hay que saber presentar una “alternativa” como núcleo de la profecía. La Historia y más aún la Historia de la salvación” ofrece, para el que “tenga oídos que oiga” la revelación del Padre, que envía a su Hijo, el Profeta que no sólo decía palabras de Dios, sino que Él mismo era la Palabra. Y anuncia la novedad del Reino con tal fuerza, que los poderes fácticos sienten que se hunde el terreno bajo sus pies. Y hasta sus discípulos quieren acomodar la impresionante novedad a sus estrechas cuadrículas mentales. Tendrán que esperar, para comprender, la llegada del Espíritu, que Jesús resucitado envía para explicarles “todas esas cosas”. (Cf. Jn, 14.,25-26)
María de Nazaret, profeta y modelo de profetas
No es habitual llamar “profeta” a la Virgen. Sin embargo no es un título ajeno a la realidad que Ella vivió”. El escriturista López Melús, comenta el Magníficat : “Este cántico es el espejo del alma de María. En ese poema logra su culminación la espiritualidad de los pobres de Yahwé y el profetismo de la Antigua Alianza. Es el cántico que anuncia el nuevo Evangelio de Jesucristo, es el preludio del sermón de la montaña.” (Cf. “María, la verdadera discípula.”).
El mariólogo R. Laurentín, toma las aguas más arriba y explica que ya el Antiguo Testamente reconoce el carisma profético en las mujeres. Así, la hermana de Moisés (Ex.15,20); Débora que manda a Barac emprender la batalla (Jue. 5.1-31).. El cantarillo anterior nos ha presentado a Judit, profeta de la Resistencia activa.
Y ya saltando al Evangelio de San Lucas, además de dar a la anciana Ana el título de profetisa, presenta a Isabel y María como las dos primeras profetas del Nuevo Testamento. No las califica de profetas, pero lo hace de hecho al presentar sus cánticos inspirados. Ven a Dios y expresan para todos los tiempos los caminos de Dios: “Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre…Dichosa Tú que has creído” Entonces María dijo: “Mi alma glorifica al Señor”.
El Magníficat, canto profético.
Juan Pablo II escribe que “El Magníficat emerge de la fe profunda de María y que en él se vislumbra su experiencia personal, el éxtasis del corazón…resplandece un rayo del misterio de Dios, la gloria de su inefable santidad, el eterno amor que entra en la historia del hombre.”
Laurentin, en su obra sobre el Magníficat afirma sin ambages:” Expresa la acción de gracias de María y de todo el pueblo por la salvación encarnada en Jesús Por su cántico enteramente referido a Dios, se sitúa en la cumbre del profetismo y proclama que su Hijo actuará con el estilo que ha empleado en ella. La predilección por su esclava, la seguirá Jesús con su predilección por los pequeños y oprimidos. Jesús derribará a los poderosos.”
No voy a llenar el cantarillo de textos, me contento con uno del Cardenal Sebastián : “María nos enseña y nos invita a vivir en esta alegría profunda del corazón, porque Dios es bueno y nos ama…’Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador’ .María reconoce su humildad, su pobreza. Ella no es nada, ni puede nada. Pero en esta pobreza está su riqueza. Por que Dios ama lo humilde, lo pequeño lo débil. ‘Ha mirado la pequeñez de su esclava’. A partir de la experiencia de María, podríamos descubrir la grandeza de la humildad a los ojos de Dios. El Señor ama la humildad porque ama la verdad… En su pequeñez reconoce la grandeza de los que está ocurriendo. Su maternidad va a cambiar el mundo. Dios ha comenzado su gran obra de salvación: ‘ Me felicitarán todas las generaciones.’…Todos felicitamos a María y nos felicitamos porque con Ella, nos llega la gran proeza de Dios a favor de la humanidad.(“ María, Madre de Jesús y Madre nuestra” pgs 42.43)
La Iglesia desde el siglo II, con Irineo de Lyón, Clemente de Alejandría y un largo etcétera el reconocen el título de Profeta..
Para ver bien esta realidad profética nos orienta San Juan de Ávila. Escribe que el ballestero cuca el ojo, para mejor ver con el otro ojo el blanco que desea alcanzar. Y la aplicación que hace es que hay que cerrar la vista a todo lo que daña y disipa para acertar en el blanco. Y así concentrar la mirada en Jesús. Su Madre y nuestra nos enseña como nadie, a cucar el ojo para cumplir “Lo que Él nos diga” (Jn.2,5) ¿No es esa orden una gran Profecía?
El tema de la actividad profética de María, ya fue descrito en algún cantarillo anterior, muy anterior, pero recuerdo que ahora se trata de ahondar en el núcleo último de la Fragua “Spiritus Domini”. Presenta, este cantarillo, novedades importantes y citas que ayudarán a captar la experiencia claretiana de ser partícipe de la unción del gran Profeta Jesús de Nazaret.