Liturgia Viva del Viernes de la 25ª semana del Tiempo Ordinario

¿QUIÉN SOY YO PARA USTEDES? (Año I. Ag 1,15b-2,9; Lc 9,18-22)

Introducción
Primera Lectura.- El profeta Ageo exhorta a los judíos, después de su retorno del exilio, a dar todo, incluso su plata y oro, para la reconstrucción del Templo. Así el Dios Viviente se hará presente en medio de ellos y les dará paz.
Evangelio. Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros hoy no lo que otros dicen sobre él, sino quién es él y qué significa él para nosotros. La respuesta que espera de nosotros no consiste en largas declaraciones, sino la respuesta viva de nuestras vidas y de nuestra conducta.

Oración Colecta
Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros hoy:
“¿Quién soy yo para ti?”.
Perdona nuestras palabras balbucientes,
pero, de todos modos,
esto podemos decir con amor lleno de gratitud:
Te damos gracias porque nos has mostrado en Jesús
cuán bueno eres tú y cuánto nos amas.
Te damos gracias porque él apareció
en toda la flaqueza y fragilidad
de nuestra condición humana,
y porque, por su muerte y resurrección,
nos has otorgado perdón y vida.
Que él sea el que dé sentido a nuestras vidas
porque él es Jesús, nuestro Señor y Salvador
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Intenciones

  1. Para que el Señor Jesús sea y permanezca para nosotros la base y piedra angular sobre la que se edifiquen nuestras vidas, roguemos al Señor.
  2. Para que sigamos aprendiendo de Jesús a entregarnos generosamente al servicio de Dios y de su pueblo, sin condición ni reserva alguna, roguemos al Señor.
  3. Para que los que encuentran poco sentido en sus vidas descubran en Jesús qué rica y llena de sentido puede ser su vida creyendo en él y siguiéndole a él, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Con un poco de pan y de vino
celebramos la memoria de Jesús tu Hijo:
cómo murió para darnos vida
y cómo resucitó de entre los muertos
para darnos esperanza.
Que nos diga de nuevo aquí en medio de nosotros:
“Éste es mi cuerpo entregado por ustedes;
ésta es mi sangre derramada por ustedes.”
Que él nos dé valor para hacernos alimento y bebida
los unos para los otros,
nutriéndonos, alzándonos, compartiendo mutuamente.
Y que así proclamemos con nuestras vidas
que realmente creemos en Jesús
y que él está vivo en nosotros, tu pueblo,
como nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:
Nunca hemos tenido el privilegio
de ver a tu Hijo en cuerpo humano
ni de oír el tono exacto de su voz.
Pero él nos ha proclamado su palabra aquí
y nos ha dado su cuerpo como comida.
¿Qué más podríamos pedir?
Que seamos nosotros, con nuestra vida,
su palabra de perdón, libertad y alegría;
que seamos su rostro que refleje
la tristeza y las esperanzas de todos,
que seamos sus manos
tendidas hacia el otro en señal de amistad.
Y que así crezcamos en el conocimiento y esperanza
de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Jesús nos ha preguntado hoy. ¿Quién soy yo para ustedes? ¿Qué significo para ustedes? La respuesta que deberíamos darle no es exclusivamente reservada para personas consagradas.
Todos nosotros le decimos: Señor, tú eres todo para nosotros. Solo tú eres quien da sentido pleno a nuestras vidas.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santos descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.