Liturgia Viva del Sábado de la 10ª semana del Tiempo Ordinario

SERVICIO DE RECONCILIACIÓN - SÁBADO (2 Cor 5:14-21 - Mt 5:33-37)

Introducción
Lectura. En un texto muy denso, San Pablo habla del ministerio de reconciliación de sí mismo y de la Iglesia. Dios nos ha reconciliado a nosotros y al mundo consigo mismo. Él no acepta al mundo en cuanto pecador, sino más bien lo atrae a sí mismo y lo convierte (al igual que a nosotros) en una nueva creación. Todo esto lo hace por medio de Jesucristo, que nos trajo la reconciliación.
El mismo ministerio de reconciliación entre Dios y su pueblo -de persona a persona también- ha sido confiado a la Iglesia, a nosotros. Cabe preguntarnos: ¿Somos nosotros agentes de reconciliación?

Colecta
Dios, Padre nuestro,
para hacer posible que nosotros –pueblo pecador-
viviéramos de nuevo en tu amistad,
tú nos enviaste a tu Hijo Jesucristo
para que tomara sobre sí mismo
nuestras debilidades y fracasos
y muriera con la muerte que nosotros merecíamos.
Por su mediación, haznos tu nueva creación
para que no vivamos ya por más tiempo
para nosotros mismos.
Que su amor nos mueva
a ser sus embajadores de paz y de reconciliación
para toda persona de buena voluntad
tanto en la Iglesia como en el mundo.
Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo el Señor.

Intenciones
- Por la Iglesia, para que sea para este mundo de gente falible un signo constante de reconciliación y paz, roguemos.
- Por nuestras familias cristianas, para que sean siempre espacios de perdón, donde la gente acepte a los demás como son, y donde los hijos extraviados sean de nuevo acogidos con calor, amor y alegría, roguemos.
- Por todos los cristianos, para que nosotros, que hemos experimentado el perdón de Dios, aprendamos a perdonarnos los unos a los otros sin reservas y de todo corazón, roguemos.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios Padre nuestro,
estamos aquí reunidos para darte gracias
por habernos reintegrado a tu amistad
por la muerte de tu Hijo Jesús.
Por su cuerpo y sangre
álzanos de nuestro desaliento
y de nuestros esfuerzos poco entusiastas;
ayúdanos a derribar nuestras cercas y a salir de ellas
y a otorgar a todos los que nos rodean
la misma aceptación y misericordia compasiva
que tú nos has mostrado
por Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro,
tú nos has permitido participar aquí
en la santa mesa de tu Hijo.
Esto ha sido para nosotros la señal
de que tú no recuerdas ya más
el mal que hemos hecho
contra ti y contra nuestro prójimo.
Ayúdanos, pues, a ser tolerantes los unos con los otros,
para construir con confianza y paz
puentes entre amigos y enemigos
y llevar al menos un poco de tu poder sanador
a un mundo que tanto necesita calor y esperanza.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.

Bendición
Dios nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo.
Él nos ha hecho ministros, embajadores de reconciliación.
Ésta es una tarea difícil y muy delicada.
Que el Dios misericordioso nos otorgue este poder y nos bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.