Comentario al Evangelio del
Leo las lecturas de este día. Y no sé a qué carta quedarme a la hora de hacer este comentario. No sé si quedarme con la primera frase de la primera lectura. Es el comienzo del libro del Génesis, el comienzo de todo. “Al principio, creó Dios el cielo y la tierra.” Pero también está la última frase del Evangelio: “Y los que lo tocaban se ponían sanos.”
La primera frase nos hace pensar en el poder inmenso de Dios. La voluntad de Dios crea este universo y este mundo del que somos una pequeñísima parte en un pequeñísimo momento. Billones de años antes de nosotros tuvo lugar aquel momento inicial. Los cien tíficos lo llaman el “big bang” –la gran explosión–. A partir de aquel “bang” empezó todo. Hasta llegar a los que hoy conocemos porque estamos aquí. No lo sabemos todo todavía de esa historia. No conocemos el proceso en detalle. Pero todo él nos habla de una gran inteligencia. Se pueden escribir libros enteros, bibliotecas enormes, sobre el tema. El libro del Génesis lo sintetiza en una frase: “Al principio, creó Dios el cielo y la tierra.” No hace falta más. Hay momentos en que hay que parar la inteligencia racional y dejarse llevar por la contemplación. Esta frase nos pone en situación. Nos sitúa delante de Dios en aquel momento primerísimo.
Pero hay que seguir. Llegamos al Evangelio. El gran momento universal se ha concentrado en la historia. Nuestra mirada se concentra en una pequeña región, Galilea, de la Palestina de hace unos dos mil años. Cerca del lago de Genesaret. Pueblos y aldeas. Gente muy pobre. Enfermos. Necesitados. Abandonados por los poderes de aquel tiempo salvo para sacarles impuestos. Pero allí, en medio de ellos está uno que les da esperanza, que les salva. “Y los que le tocaban se ponían sanos.”
El Dios Creador se ha convertido en uno de nosotros. El amor que nos creó se ha convertido en amor cercano que toca y salva y cura. Dios no se ha quedado de espectador lejano de este mundo creado por él. Todo lo contrario. Se ha hecho uno de nosotros, se ha metido en este mundo, se ha sometido a sus leyes. Y ahí hace presente su amor creador, curador y sanador. Dios no ha dejado abandonada su creación. No nos ha dejado abandonados. Se acerca a nosotros. Nos toca. Nos acaricia. Hoy somos nosotros los portadores y testigos de ese amor para todos los que nos rodean.

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Jorge A.
el 9/2/15


Joselito H.
el 9/2/15
El Santo Evangelio nos habla de todas las gentes que seguian a Jesus que estaban necesitados de ser curedos porque sufrian de alguna enfermedad y sabiendo que eran tantos los que estaban siguiendo a Jesus, que se conformaban con tocar su bestidos, porque tenian fe de que serian curados.


antoliano falcò
el 9/2/15


verónica
el 9/2/15


Pablo A. Durán
el 9/2/15
Que Dios los bendiga a todos.


R.VELIN
el 9/2/15


lebita
el 9/2/15


Mario Velasquez
el 9/2/15


isidro
el 9/2/15


gerardo
el 9/2/15


rocio reyes
el 9/2/15


Irenarco Cala
el 9/2/15


ROsmery Tarija
el 9/2/15


ANA ISABEL
el 9/2/15


walter
el 9/2/15


Miguel angel
el 9/2/15


José María G.
el 9/2/15


JUAN JESUS
el 9/2/15
JESUS DIO SU VIDA POR NOSOTROS


JUAN JESUS
el 9/2/15
JESUS DIO SU VIDA POR NOSOTROS


Karla Guillen
el 9/2/15


juan carlos
el 9/2/15


Jose del Carmen
el 9/2/15
Acercar la distancia entre Jesús, que se hace uno igual que nosotros menos en el pecado “que se anonada”...llevarlo ahí entre en los hogares, en las familias, a los sedientos, acosados de tanta mundanidad, dejar "de administrar" su fuerza como un "bien mueble objeto o producto mercadotécnico " en lugar de un DON para la salvación de ser “. Su potencia renueva las familias, el ser en toda su existencia, lo hace nuevo y lo multiplica, lo reviva. Así reconociéndolo en su esplendor entonces se reconocerá asimismo y a sus prójimos 2 Cor 3:18.
Hoy si nos abriéramos a ese potencia o fuerza explosiva de la luz creada para ilumina en las tinieblas, seriamos por su gracia como ese manto que deja su » ver comentario

Trinidad
el 9/2/15