¿Quien se distancia de quién?

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Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.El Documento de Trabajo preparado para la primera fase del Sínodo de los obispos sobre los “desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” dedica el  segundo capítulo entero a tratar sobre “el conocimiento y la recepción” del mensaje eclesial sobre el matrimonio y la familia. Se reconoce que, por parte del pueblo de Dios, el conocimiento del mensaje es escaso;  y que se considera difícil de abordar.

La comunicación del mensaje se plantea en términos de aceptación y de recepción. Se menciona la dificultad de la aceptación  integral y se atribuye a la escasa formación en la fe, a la débil experiencia del encuentro con Cristo. Las nuevas situaciones culturales  también  dificultan la recepción. Fijándose en los factores externos, el Documento menciona explícitamente el influjo negativo de las tecnologías difusivas e invasivas, la cultura del descarte, y hasta 12  factores que generan dificultades. Termina apelando a la necesidad de testigos  que muestren la belleza de lo que nos trasmite el Evangelio y los documentos del Magisterio de la Iglesia sobre la familia.

A los participantes en el Sínodo que trabajen sobre estos materiales seguramente que les surgirá pronto una pregunta inquietante: ¿Quién se aleja de quién? Ya hace años se planteaba esta pregunta crítica cuando hablábamos de los alejados de la fe. Sin duda que sigue siendo pertinente.

Los participantes en la asamblea sinodal tendrán que escuchar a los testigos. Tendrán que oír con  interés a muchos matrimonios apasionados  de su relación de amor y de su fe cristiana. Tendrán  que hacerse cargo de lo que viven, lo que sienten, de lo que sueñan, de lo que hacen siendo honestos consigo mismos y con su relación de amor. ¿No tendrán que reconocer los participantes en el Sínodo que la también la doctrina tiene que acercarse a la vida de la gente?  ¿No tendrá el Magisterio que prestar oídos también al magisterio de los matrimonios y padres/madres de familia? ¿No habrá que tomar más en cuenta y aplicar a la pareja de hombre y mujer la idea de San Juan: “Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”?

    

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