Por la vía de la cruz.

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(JPG) Antonio (Tonino) Bello, nació en Alessano (en la provincia de Lecce, el sur de Italia) el 18 de marzo de 1935, en una familia modesta. Terminados los estudios obligatorios, para poder seguir estudiando, entra en el seminario de Ugento y luego en el de Molfetta.

El 8 de diciembre de 1957 es ordenado sacerdote; a finales de los ’70 es nombrado párroco de Tricase, localidad donde vive en primera persona las necesidades de los pobres y los últimos.

En 1982 es nombrado obispo de Molfetta, Ruvo, Giovinazzo y Terlizzi, y en 1985 se convierte en presidente del movimiento "Pax Christi". Es a lo largo de estos años que irá desarrollando y poniendo en práctica su idea de "Iglesia del Mandil" que le llevará a manifestarse con los obreros de las fábricas de acero de Giovinazzo, con los pacifistas que protestaban por el despliegue de misiles nucleares en Sicilia, con los desahuciados a los cuales dará cobijo en su palacio episcopal.

Mons. Bello renuncia a los "signos de poder" y elige el "poder de los signos": nacen así, por su iniciativa, la comunidad para drogodependientes Apulia, un centro de acogida para inmigrantes y también una pequeña mezquita para que puedan rezar los hermanos musulmanes.

Tuvo muchos enfrentamientos con el poder político, sobre todo durante la primera guerra del golfo durante la cual fue acusado de incitar a la deserción.

Ya enfermo, el 7 de diciembre de 1992, organizó una marcha pacífica a Sarajevo, entonces duramente golpeada por la guerra. Pocos meses después, el 20 de abril de 1993, muere de cáncer con mucha serenidad.

1ª estación: JESÚS SENTENCIADO A MUERTE

(JPG) Jesús no es una víctima de la fuerza del destino; subió a la cruz porque quiso. Su aceptación no es resignación pasiva, sino acogimiento de la cruz, es aceptación de la voluntad del Padre. Es una visión muy bella que nos quita los clavos de una situación de condenados de por vida.

2 estación: JESÚS CARGADO CON LA CRUZ

(JPG) La acogida lleva derecho al corazón del crucificado. Debemos acoger al hermano como un don, no como un rival o un posible competidor. Acoger al hermano con todos sus errores, porque no hace falta mucho para aceptar el prójimo sin nombre, lineamientos o fisonomía. Sin embargo hace falta mucho esfuerzo para aceptar al que vive enfrente de mi casa.

3 estación: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA CRUZ

(JPG) Si es cierto que la cruz es la unidad de medida de toda tarea cristiana, necesitamos tener cuidado con el peligro que estamos corriendo: el que S. Pablo llama la “evacuación de la cruz”: la cruz permanece siempre en el centro de nuestras perspectivas, sin embargo nosotros nos mantenemos alejados, como cuando se rodea una ciudad evitando de cruzarla por el centro. El coche corre por la carretera, se echa un vistazo desde lejos, pero todo se acaba ahí.

4 estación: ENCUENTRO CON LA VIRGEN

(JPG) Santa María, mujer de la última hora, cuando para nosotros llegue la gran noche y el sol se apague entre los claroscuros del crepúsculo, ponte a nuestro lado para que podamos enfrentarnos a la noche. Es una experiencia que ya hiciste con Jesús, cuando el día de su muerte el sol de eclipsó y se hizo de noche en toda la tierra. Esta experiencia, repítela con nosotros. Quédate debajo de nuestra cruz y vigílanos en la hora de nuestras tinieblas.

5 estación: EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ

(JPG) Si es cierto que todo cristiano tiene que acoger su cruz, pero también debe quitar los clavos de todos los que están en una cruz, nosotros hoy estamos llamados a una tarea sin precedentes: “desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados” (Is 58,6). Por tanto, no sólo debemos salir del “mirador” de nuestras contemplaciones panorámicas y correr a ayudar al hermano que se duele debajo del peso de su cruz personal, sino que debemos también encontrar, con valentía e inteligencia, los talleres donde se están construyendo las cruces colectivas.

6 estación: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

(JPG) La reconciliación con nuestros enemigos: debemos absolutamente ayudar al hermano que hemos expulsado de nuestros afectos, apretar la mano de la gente con la cual hemos roto el diálogo, prestar nuestra ayuda a ese prójimo cuya relación hemos decidido categóricamente archivar para siempre. En medio de esta cuesta estamos llamados a superar el desnivel de nuestro egoísmo y a medir nuestra fidelidad al misterio de la cruz.

7 estación: SEGUNDA CAÍDA EN EL CAMINO DE LA CRUZ

(JPG) Desafortunadamente nuestra vida cristiana no se cruza con el Calvario. No trepa por las curvas angostas del Gólgota. De la misma manera de los corintios nosotros también hemos “encasillado” la cruz dentro del marco de la sabiduría humana, y en el contexto de la sublimidad de palabra. La hemos colgada respetuosamente de las paredes de nuestra casa, pero no nos la hemos clavada en el corazón. Cuelga de nuestro cuello, sin embargo no cuelga de nuestras elecciones. Bajamos nuestra cabeza delante de ella en la iglesia y nos mantenemos firmes en las antípodas de su lógica.

8 estación: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN

(JPG) Hacia el Gólgota se camina en procesión, rezando, luchando, sufriendo con los demás. No escalando en solitario, sino solidarizándose con los demás que, para poder avanzar juntos, se dan unas normas, unos proyectos, unas reglas precisas a las cuales todos deben someterse. Si no fuera así, se rompería el tejido de una comunión que, una vez roto, necesitaría tiempos largos para llevar a cabo suturas pacientes.

9 estación: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

(JPG) La cruz, la tenemos aislada: es un árbol noble que crece en un terreno vallado, en el casco antiguo de nuestras memorias religiosas, dentro de la zona arqueológica de nuestros sentimientos. Sin embargo está demasiado lejos de las autovías que recorremos todos los días. Necesitamos reconciliarnos con la cruz y volver a encontrar, en el mapa de carreteras de nuestra llana existencia, la salida correcta que nos lleve a los pies del condenado.

10 estación: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

(JPG) Colocación provisional. Creo que no hay mejor manera de definir la cruz. La mía, tu cruz, no sólo la de Jesús. ¡Ánimo, pues! Tu cruz, aunque durara toda la vida, sigue siendo una “colocación provisional”. El Calvario, donde está clavada, no es zona residencial. Y es terreno donde se consuma tu sufrimiento nunca será suelo edificable.

11 estación: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ

(JPG) Hay una frase inmensa, que resume la tragedia de la creación en el momento de la muerte de Cristo: "desde la hora sexta hasta la hora novena, la tierra quedó sumida en profundas tinieblas". Puede que sea la frase más oscura de toda la Biblia. A mi me resulta una de las más luminosas. Y es gracias a esas definiciones de horario que delimitan, como dos marcas insuperables, el tiempo concedido a la oscuridad de dominar sobre la tierra. Ahí están las orillas que delimitan el río de las lágrimas humanas. Ahí las barreras dentro de las cuales se consuman todas las agonías de los hijos del hombre.

12 estación: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

(JPG) Un día, cuando hayáis terminado de recorrer el camino del Calvario y hayáis experimentado, al igual que Jesús, la agonía del patíbulo, se rasgarán de un lado a otro los velos que envuelven el templo de la historia y por fin conoceréis que vuestra vida no ha sido inútil. Que vuestro dolor alimentó la economía sumergida de la gracia. Que vuestro martirio no fue algo absurdo, sino que alimentó el río de la redención llegando hasta las más remotas esquinas de la tierra.

13 estación: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE

(JPG) ¡Ánimo, hermano que sufres! Para ti también hay un bajar de la cruz. Ahí tienes una mano perforada que te quita el clavo de la tuya. Ahí tienes un rostro amigo, lleno de sangre y coronado de espinas, que roza tu frente con un beso. Ahí tienes el seno de mujer que te envuelve con ternura. ¡Ánimo! Faltan unos instantes a las tres de tu tarde. Dentro de poco, la oscuridad dejará el sitio a la luz, la tierra volverá a tener sus colores y el sol de la Pascua se colará entre las nubes que huyen.

14 estación: EL CADÁVER DE JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO

(JPG) Reconciliémonos con la alegría. Que la Pascua derrote a nuestro pecado, destroce nuestros miedos y nos deje ver las tristezas, las enfermedades, los abusos y hasta la misma muerte en su justa perspectiva: la del “tercer día”. Desde ahí los sufrimientos del mundo ya no son quejidos de la agonía sino dolores de parto. Y los estigmas dejados por los clavos en nuestras manos serán los agujeros a través de los cuales se vislumbrarán desde ahora mismo las luces de un mundo nuevo.

    

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