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Modelos de santidad conyugal

Bonifacio Fernández (Revista Vida Religiosa) -
Es una pequeña noticia. Puede quedar perdida en el montón de letra impre­sa. Pero tie­ne un interés especial. A finales de 2001 fue bea­tificado el primer matrimo­nio de la his­toria, quiero decir ha sido beatificado como matrimonio, no como dos santos, un hombre y una mujer, que acontecía que estaban casados. Se llaman Luigi y Maria. Eran ciudadanos romanos y pa­dres de cuatro hijos. Estuvieron casados cin­cuenta años. Ella ejerció de profeso­ra; él fue abogado. Un solo milagro por su interce­sión les abrió las puertas de la beatificación a los dos.

Al poner la fecha de la celebración litúrgica de los nuevos beatos se planteaba un pro­blema. Es sabido que la celebración y fiesta de los santos se hace coincidiendo con el día de su muerte, que es el verdade­ro nacimiento para la vida eterna. Con el matrimo­nio Luigi y María había una difi­cultad, puesto que habían muerto en dis­tintas fechas. Para resolver esta dificultad en la Congregación de las Causas de los Santos tuvieron una idea: se celebrará su fiesta el día del aniversario de su boda. Concretamente el día 25 de noviembre. Luigi y Maria se habían casado el 25 de noviembre de 1905. De esta forma su me­moria será el recuerdo y la actualización del sacramento del matrimonio.

Modelos y maestros

Es verdad que los padres hacen a los hijos. Pero también lo es que los hijos ha­cen a los padres. El maestro hace a los discípulos. Pero también es cierto que los discípulos hacen al maestro.

En la perspectiva temporal es obvio que somos hijos de nuestro tiempo. Pero somos capaces de utilizar unos recursos de nuestra época y dejar otros. Nos ha­cemos a noso­tros mismos, pero somos hechos por el lenguaje, el tiempo, los amigos, la sociedad. La cultura se trans­mite de persona a persona, de genera­ción en generación. Y la cultu­ra deja sus huellas, sus monumentos, sus santuarios y memoriales. Pero podemos in­novar. Somos comunidades de memoria y de tradición.

Para crecer como seres humanos nece­sitamos modelos de humanidad. Con nuestra vida no estrenamos la humanidad. Ya lleva muchos siglos existiendo. No so­mos una repetición, ni un mero caso del universal. Somos únicos e irrepetibles. Pe­ro al mismo tiempo somos un producto so­cial. Construimos nuestra propia libertad, responsabili­dad, mirando a nuestro alrede­dor. Somos un nudo de influencias positi­vas y negativas, integradoras y desintegra-doras. Somos herederos de una cultura. Nuestra inteligencia es iluminada por maestros; nuestra educación sentimental se forja en la familia, en las lecturas, las películas, el arte. Nuestro sentido de la li­bertad y la responsabilidad se forja al con­tacto con las grandes ideas y figuras éticas de la humanidad y de nuestro entorno.

Modelos matrimoniales

Cada matrimonio se casa con la con­vicción de ser una pareja especial. Su his­toria de amor es del todo singular. Está convencido de que estrena el matrimonio. Pero el día de la boda cada pareja lleva consigo un gran peso de tradición. Es muy deudora de los modelos matrimonia­les recibidos: padres, parientes, amigos...

Su vida matrimonial está en gran me­dida programada: el clima familiar, el nivel de comunicación, el número de hi­jos... A ser pareja se aprende a través de mode­los concretos que se convierten en signos de lo que hay que hacer, de lo que hay que evitar para ser un matrimonio fe­liz. El matrimonio es una comunidad de vida y amor, de tradición e innovación.

La comunidad cristiana, por su parte, es especialmente una comunidad de tes­timonio, memoria y tradición. Tienen mucha importancia los modelos de la fe, los maestros de oración y los ejemplos de misión. En el pasado han prevalecido los modelos monaca­les e individuales de santidad. La liturgia nos muestra un buen repertorio: apóstoles, mártires, confesores, vírgenes... La renovación de la Iglesia exige nuevos itinerarios de es­piritualidad. Brotan de la llamada uni­versal a la santidad. El Espíritu impulsa a todos los bautizados hacia la santidad que consiste en el amor. La santidad cristiana es una y al mismo tiempo plurifor­me. A ella se llega por dife­rentes caminos personales, sociales y políticos. La Igle­sia actual está recibiendo nuevos dones de santifica­ción y nuevos modelos de santidad, laical y matrimo­nial. En este contexto, re­sulta muy significativa la beatificación del matrimo­nio Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi.                    
Vivir la vida sencilla de cada día

Luis Beltrame y María Corsini se casaron el 25 de noviembre de 1905. De sus cuatro hijos, una ha sido profesora de idio­mas, otra religiosa y los dos varones fueron ordenados sa­cerdotes. Luis falleció en 1951, María en 1965. Al beatificar­los Juan Pablo II ha destacado que "vivieron de manera ex­traordinaria la vida sencilla de cada día". En palabras del Papa su ejemplo recuerda que "el camino de santidad como matrimonio es posible, hermoso y extraordi­nariamente fecundo", y es una invitación a los matrimonios de hoy.
    
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