Migraciones: Peregrinación de fe y esperanza

16 de enero de 2013
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Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.El Domingo 20 de Enero se celebra en toda la Iglesia la Jornada Mundial del Emigrante y el refugiado. Como es habitual, el Papa, Benedicto XVI, recientemente publico una carta (publicada en ciudadredonda) con motivo de la celebración de esta jornada. También los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones han publicado un breve documento motivando la celebración de la jornada en la Iglesia Española.

En él nos recuerdan que desde la fe todos somos peregrinos de los cielos nuevos y la tierra nueva en los que habite la justicia. El mundo se ha convertido en aldea global y los movimientos migratorios son un fenómeno que forma parte del ser del mundo contemporáneo.

Los estado tienen derecho a regular las migraciones por el bien común, pero la Iglesia también reafirma que emigrar es un derecho fundamental, reclamando de la comunidad internacional mayor empeño en la lucha contra la pobreza que es primera causa de las migraciones, junto con las guerras y los desastres naturales. “El hambre no conoce fronteras”. Muchos ponen en riesgo sus vidas, y muchos la pierden efectivamente, en esa peregrinación de fe y esperanza en las que atraviesan serios peligros y son objeto fácil de exploración. Los obispos piden a los estados medidas generosas más allá del puro cierre de fronteras o la persecución de los irregulares.

En España vivían en 2012 5,7 millones de extranjeros, un 12% de la población. La tasa de paro entre los inmigrantes es del 35%, frente al 22% de los autóctonos. La crisis económica se está cebando especialmente con las familias emigrantes, y en este contexto es fácil utilizar a los emigrantes como chivos expiatorios de la situación. “Aquellos que para nuestro Padre son los primeros destinatarios de su Reino, son los primeros en estorbar en el reinado materialista del bienestar”.

En el documento se recuerda que los obispos y otras instancias eclesiales han levantado la voz ante medidas que desprotegían de su derecho a la salud a algunos emigrantes, así como han ofrecido alternativas a los Centros de Internamiento.

Los obispos sugieren algunas vías de actuación:

  1. Promoción de una cultura hospitalaria que facilite la incorporación de todos con sus derechos a esta sociedad, denunciando y trabajando por evitar las causas des los desplazamientos forzados.
  2. Seguir con la formación y promoviendo el trabajo en redes en este campo.
  3. Pedimos a la autoridades que los costes de la crisis no recaigan sobre los inmigrantes, que son los más desvalidos de nuestra sociedad.
  4. Los emigrantes no son solo destinatarios de acción social, sino también de la misión evangelizadora de las diócesis, parroquias, etc.

“Deseamos que los hermanos bautizados en la Iglesia católica, venidos de otros países, puedan encontrar en nuestras parroquias su propia casa, lo que encontraban en la comunidad cristiana aquellos "extranjeros en la Diáspora", a los que va dirigida la primera carta de Pedro: En medio de la opresión política, la explotación económica y la exclusión social, encontraban en la comunidad cristiana la Palabra de esperanza, su familia, el lugar de convivencia en dignidad, sin tener que renunciar a lo más genuino de su cultura. Más aún, que encuentren la posibilidad de poner al servicio de los demás sus propios carismas, su manera propia de sentirse comunidad y su compromiso. "Contigo también," les decimos. Es una gracia comprobar cómo ya empiezan los inmigrantes (presbíteros, religiosos y laicos) a participar incluso en puestos de especial responsabilidad en nuestras Iglesias.”

 


Más informacion y materiales en la web de la Conferencia Episcopal Española

    

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