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Día 16: LA MUJER ENEMISTADA CON LA SERPIENTE

Jesucristo con su muerte redentora vence el mal del pecado y de la muerte en sus mismas raíces; así se cumple la promesa con tenida en el protoevangelio: la estirpe de la mujer pisará la cabeza de la serpiente (Gn 3, 15). Es significativo que al dirigirse Jesús a la madre desde lo alto de la cruz, la llame mujer y le diga: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» (RM, 24).