La otra cara del Mundial

9 de julio de 2010
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"La única victoria que merece la pena es la de la dignidad humana”, ha señalado el cardenal arzobispo de Durban, Wilfred Fox Napier, con motivo del Mundial de Fútbol de Sudáfrica.

Sus palabras resumen el sentimiento con el que la Iglesia de ese país ha acogido este evento deportivo, un hito para un continente que tiene a 22 de sus naciones en la cola del ránking de las que soportan los índices de desarrollo más bajos del planeta, aunque esto no sea noticia, ni tan siquiera cuando, el pasado día 25, hemos celebrado con sonoro desinterés el Día de África.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Este acontecimiento supone, además, una importante fuente de ingresos para un país azotado por el desempleo, en donde crece, de nuevo, el odio racial. De ahí que las autoridades se empeñen por trasladar un mensaje de optimismo, conscientes de lo que supone para el definitivo despegue económico de la nación más desarrollada del continente ser el centro de las miradas de medio plantea a lo largo de todo un mes. Y, sobre todo, cuando el impacto de la crisis económica se ha dejado sentir en cuanto a las previsiones de visitantes.

De todos modos, estas citas deportivas suelen ir acompañadas de otras demostraciones en las que el fair play está muy lejos de ser un objetivo prioritario: demanda de prostitución, explotación infantil… Frente a todo ello advierte la Iglesia sudafricana, y en su erradicación viene dedicando grandes esfuerzos pastorales. Estaría bien que la prensa desplazada hasta Sudáfrica, que ha diseñado interminables horas de programación para no perder detalle de todo el circo que acompaña a las selecciones nacionales, hubiera hecho el esfuerzo de acercarse a la otra Sudáfrica, la que vive lejos de los estadios, y retransmitiese alguna de esas otras victorias de las que habla Napier, historias también de superación, juego colectivo, entrega e ilusión.

    

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