“La vida en Nairobi ha recuperado su ritmo normal, aunque quedan algunos focos de tensión en los slum de la capital”, describió a la agencia FIDES una fuente de la Iglesia local que prefirió mantener el anonimato por razones de seguridad. El pasado domingo se llevaron a cabo oraciones en todas las parroquias de Kenia por la vuelta de la paz al país, siguiendo las indicaciones de la Conferencia Episcopal keniana que proclamó un día de oración nacional.
“La participación en la oración ha sido buena. El Cardenal John Nkue, Arzobispo de Nairobi y Presidente de la Conferencia Episcopal local afirmó durante su homilía de la misa celebrada en San Agustín, la iglesia más antigua de Nairobi, que el presidente Kibaki y Odinga tienen las claves para la solución de la crisis y ha apelado a su sentido de responsabilidad para ahorrar a Kenia más violencia y nuevos sufrimientos”, añadió.
Según la policía local, el pasado 20 de enero murieron cinco personas en los suburbios de Nairobi. Las fuerzas de seguridad han declarado estar haciendo lo posible para devolver la seguridad a los slum de la capital.
“El gobierno había anunciado que los desplazados podían volver a sus zonas de origen, pero las organizaciones humanitarias han logrado conseguir un aplazamiento de 15 días para poder verificar la situación y preparar el regreso de estas personas”.
Al enfrentamiento político se ha unido el de las bandas criminales por el control de los barrios periféricos de la capital keniana. “Según el testimonio de algunas religiosas que trabajan en uno de los slum más importantes de Nairobi, se han producido enfrentamientos entre bandas criminales por el control de las actividades ilícitas locales: extorsiones, recaudación de la renta de las barracas, del suministro de agua y corriente eléctrica, que muchas veces se ha obtenido con conexiones ilegales a la red de agua y de electricidad”.
Después de la suspensión de una primera convocatoria de protestas populares, el líder la oposición Raila Odinga ha anunciado un plan para ampliar la protesta con nuevas manifestaciones a partir del día 24 de enero y un boicot a las empresas ligadas al gobierno de Mwai Kibaki.
