Fray Leopoldo, el limosnero de Dios, ya está en los altares

13 de septiembre de 2010
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El Prefecto de los Santos se refirió a la guerra civil como "un tiempo triste de persecución religiosa en el que fueron asesinados 4.000 sacerdotes"

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Más de 60.000 personas , según datos de la Subdelegación del Gobierno de Granada, han asistido este domingo al acto de beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire, un proceso que comenzó hace 49 años y que ha contado con el visto bueno del Papa Benedicto XVI tras documentarse uno de los milagros del limosnero. A partir de ahora, la Iglesia ha instituido el 9 de febrero –fecha de su muerte– como día del nuevo beato.

A pesar de lo multitudinario del acto –que estaba previsto que lo fuera más aún–, la mañana ha transcurrido apenas sin incidencias y tan sólo se han registrado una veintena, la mayoría consecuencia de las altas temperaturas, como lipotimias o bajadas de tensión y otras como caídas y un ataque de epilepsia. También ha tenido que ser atendida una voluntaria de Protección Civil que ha sufrido un desmayo, y buscado un joven disminuido psíquico que se había perdido entre la muchedumbre. Aproximadamente la mitad de los afectados han tenido que ser trasladados en ambulancia a centros sanitarios por precaución.

La ceremonia ha comenzado puntual, a las 10,00 horas, con el canto del Ave María de Franz Schubert a cargo de la artista granadina Rosa López, que, acompañada de tan sólo un piano, ha enmudecido a los miles de asistentes a la beatificación, llegados de distintos puntos del país y de allende las fronteras españolas.

Veinte minutos más tarde han subido al altar, vestidos con hábito blanco, un total de 150 religiosos, entre ellos el arzobispo titular de Sila y Prefecto de la Congregación para la Causas de los Santos, Angelo Amato, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, el vicepostulador de la Causa, Fray Alfonso Ramírez, el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, y el cardenal arzobispo de Toledo y prefecto de la Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, monseñor Antonio Cañizares, el arzobispo castrense Juan del Río, y el arzobispo guatemalteco, de Santa Rosa de Lima, Bernabé Sagastune, entre otros.

Tras un canto del Coro ubicado a la derecha del altar, que ha estado custodiado por las imágenes de la Santa María de la Alhambra y del Cristo de la Misericordia, de la Hermandad del Silencio, ha comenzado la lectura de una breve biografía del limosnero y del decreto en latín por el que el Papa Benedicto XVI inscribe en el libro de los beatos al fraile.

Un aplauso de la masa devota ha dado paso a continuación al descubrimiento de una imagen del ya beato rodeado de ángeles, con las manos extendidas, elevándose al cielo. Seguidamente, un relicario con los restos del metatarso del pie derecho del beato se han subido en procesión entonces al altar, donde ha sido recibido, con 'aleluyas' del Coro, por el arzobispo de Granada.

"VIDA EJEMPLAR"

La liturgia ha comenzado rozando las once de la mañana, presidida por Angelo Amato, como representante de El Vaticano, que ha exaltado la "vida ejemplar" y la "humildad" y "caridad" del beato, que ni siquiera cuando recibía insultos perdía su fe. "Si Granada es conocida en todo el mundo por la Alhambra, también lo es por muchos devotos de Fray Leopoldo. Granada es una ciudad afortunada porque ha contemplado el espectáculo glorioso de la santidad del beato Fray Leopoldo, y por eso fue nombrado su hijo adoptivo", ha apuntado el prefecto, que ha hecho un repaso por algunos de los capítulos de la biografía del limosnero.

Ha recordado que, como hiciera San Juan de Dios, Fray Leopoldo recorría las calles de Granada "edificando con su caridad y su bondad" como rasgos distintivos. "Todos los testigos coinciden en que desde su infancia tenía un corazón de oro y era habitual que compartiera su merienda con otros pastorcillos pobres". Su vida, ha manifestado el arzobispo, está tejida de trabajo y de oración, y fue hortelano, sacristán, enfermero de pobres y ancianos y limosnero", ha indicado. Como limosnero, oficio que ejerció por medio siglo en Granada, iba cargado con alforjas a sus espaldas, y caminaba pidiendo ofreciendo a cambio consejo y oración.

Con frecuencia "recibía insultos" y "una vez estuvo a punto de que lo lincharan" y cierto día un grupo de segadores le recriminó que fuera un "vagabundo" y que no trabajara. Entonces, Fray Leopoldo, que tenía experiencia como campesino, se puso a trabajar, incluso aventajándoles en la tarea y después, en días posteriores, llegó a enseñarles el catecismo. Angelo Amato ha hecho además referencia a los tiempos de la Guerra Civil en España, refiriéndose a este periodo como "un tiempo triste de persecución religiosa en el que fueron asesinados 4.000 sacerdotes".

"Fray Leopoldo sabía los riesgos que corría pero consiguió que incluso los más anticlericales le dijeran que ojalá todos fueran como él", ha apuntado el arzobispo. Amato ha recordado los tres Ave Marías que el fraile recomendaba rezar y lo "caritativo" que era justificando incluso a los que no tenían una actuación ejemplar. Así, preguntado en cierta ocasión por la posible santidad de un compañero que actuaba quizá de manera cuestionable dijo "es santo, a su manera".

Tras las palabras del prefecto ha comenzado la Eucaristía, que ha dado paso, justo a las 12,00 horas, a la Comunión, que la ha distribuido en el altar el arzobispo de Granada a un grupo reducido de personas que no son ni diáconos, ni sacerdotes, ni obispos. Un total de 600 ministros de la Comunión, seglares, han tomados los cálices a continuación y han distribuido el pan entre el público en general a lo largo de una media hora para dar fin a la ceremonia, tras unas palabras del arzobispo de Granada, sobre las 12,30 horas, tal y como estaba previsto. En memoria al fraile, se han rezado tres Ave Marías y se han lanzado 'vivas' por el nuevo beato para concluir.

Dos de las puertas de la Base Aérea de Armilla se abrieron a las 18,00 horas de este sábado, cuando más de un millar de peregrinos acampó en una de las explanadas habilitada al efecto, si bien la lluvia obligó a los fieles a guarecerse y abandonar la zona. El resto de los accesos se ha abierto a las 6,00 de la mañana de este domingo y desde entonces el goteo de devotos en la localidad del cinturón metropolitano de Granada ha sido constante, sin que se hayan registrado congestiones de importancia a la entrada de Armilla.

BREVE BIOGRAFÍA

Nacido en el pueblo de la Serranía de Ronda de Alpandeire (Málaga) el 24 de junio de 1864, Francisco Tomás se dedicó en su niñez a cuidar un pequeño rebaño de ovejas y cabras y a arar la tierra, y años más tarde, el 16 de noviembre de 1899, tomó el hábito de los capuchinos en Sevilla, donde continúo trabajando en el huerto de los frailes.

En el otoño de 1903 se trasladó a Granada y desde un principio desempeñó el oficio de hortelano, con estancias alternativas en los conventos de esta ciudad, Sevilla y Antequera. En 1914 regresó para quedarse definitivamente a Granada. De limosnero, recorrió los pueblos de Andalucía Oriental y en ocasiones llegó a ser insultado y apedreado, aunque su devoción, especialmente por la Virgen, no cesaba. De hecho, cuando alguien le pedía un favor, siempre instaba al peticionario a rezar tres Ave Marías.

Tres años antes de su muerte cayó rodando por unas escaleras y sufrió fractura de fémur, y, tras una convalecencia hospitalaria, consiguió volver a caminar con ayuda de dos bastones y continuar con su vida contemplativa, pero ya en el convento. Fray Leopoldo falleció en la mañana del 9 de febrero de 1956, y multitud de fieles acudieron al convento a darle su último adiós. Desde entonces, cada año miles de devotos visitan la cripta en la que descansan sus restos.

    

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