Esclavos entre cuatro paredes

10 de julio de 2008
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(JPG)Las estadísticas dicen que 40 millones de niños de entre 5 a 17 años trabajan explotados en todo el mundo como empleados domésticos. Nadie sabe cuántos son ni en qué condiciones trabajan, viven o mueren. Son fantasmas invisibles, sometidos a abusos, también sexuales; olvidados a los que sólo se recuerda en efemérides. Millones de niños siguen siendo explotados en todo el mundo.

Las estadísticas dicen que 40 millones de niños de entre 5 a 17 años trabajan explotados en todo el mundo como empleados domésticos. A menudo tal categoría es un eufemismo cruel. Muchos de ellos son en realidad esclavos, felpudos humanos al arbitrio de su patrón o patrona. Es un cálculo aproximado porque esta aberración ocurre fuera del ojo público, entre las cuatro paredes del domicilio del amo.

A veces alguno de estos fantasmas escapa a su destino y alza la voz. Mende Nacer tenía 12 años cuando fue raptada en su aldea de Sudán, en 1994, y vendida como mucama a unos acomodados compatriotas. Trabajaba 18 horas al día sin salario, sin posibilidad de estudiar, sin salir jamás. Cuando terminaba su inacabable jornada la encerraban con llave en un cobertizo sin luz, sin agua. Comía sobras. Recibía golpes por todo. Jamás pronunciaron su nombre. Era la ’yebit’, la ’muchacha que no merece tener nombre’, en árabe. «Fueron siete años que me parecieron 17», resume. Lo peor no era la extenuación física, sino la psicológica. «Te destruye. No eres nadie, eres una cosa, la propiedad de alguien». Un objeto que se compra o se cede. Mende (’gacela’ en árabe) ha contado su historia muchas veces y la puso negro sobre blanco en ’Esclava’, el libro que escribió tras escapar en Londres. [1]

El caso de Mende ilustra algunos rasgos del fenómeno. La mayoría de los esclavos domésticos, entre el 80 y el 90%, son niñas. Presas fáciles del abuso sexual. Condenados a una vida de penuria aun cuando puedan escapar porque carecen de educación. Muchos proceden de familias rotas, con bajos niveles educativos y siempre pobres. A algunos sus propios padres creen hacerles un favor al cederlos a tratantes de mano de obra barata.

En Haití al menos 250.000 niños trabajan explotados en el servicio doméstico, de los que el 10% tiene menos de 10 años. En Guatemala 40.000 niños de entre 5 y 17 años trabajan en el ámbito doméstico, de los cuales un 90% son niñas .En Paraguay, Perú, Brasil y Colombia la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que el 83,5% de los niños empleados domésticos eran niñas. En Vietnam, el 60% de las niñas trabajadoras de entre 10 y 14 años lo hacen en el servicio doméstico. Sólo en Hanoi, uno de cada 100 hogares emplean a una trabajadora doméstica de menos de 16 años.

En Filipinas se calcula que hay 230.000 niños trabajando en hogares, de los que 120.000 lo harían como internos, en casas ajenas. Un estudio realizado en la India revela que el 70% de los ’esclavos domésticos’ sufren malos tratos y el 33% de niñas sufren abusos sexuales. En Bangladesh se acepta que las niñas y adolescentes del país sólo tienen tres salidas, todas vinculadas con la ropa: trabajar en las fábricas de ropa, lavar la ropa como criadas o quitarse la ropa para prostituirse. En Marruecos el 70% de las niñas de entre 7 y 14 años que ejercen el servicio doméstico no acude a la escuela o no ha ido nunca.

En la capital de Etiopía, Addis Abeba, por ejemplo, un 43% de las niñas trabajadoras domésticas entre los 11 y los 14 años de edad aseguran recibir algún tipo de maltrato físico y hasta un 67% confesaban ser acosadas sexualmente. [2]

Explotación de niños en Francia

Con referencia a Europa, el informe de Save the Children advierte de que la explotación de niños trabajadores domésticos “no sólo está presente en el Este de Europa, sino también en países de Europa Occidental, como Francia o Reino Unido”. En estos dos países, “niñas africanas son obligadas a trabajar como esclavas domésticas”, añade.

El Comité Contra la Esclavitud Moderna estima que “posiblemente haya miles de niños que se encuentran en una situación de esclavitud doméstica en Francia”, denuncian los responsables del estudio. Los niños son traídos a Francia entre los 7 y 15 años y, aunque entran con un visado de turista, lo más común es que estén incluidos en los pasaportes de sus empleadores, inmigrantes adinerados de su mismo origen, bajo la identidad de sus hijos. “Muchos de ellos viven en las grandes ciudades como París, donde es más difícil para las autoridades intervenir eficazmente”. La mayoría de esos menores “cuidan a los niños de la ‘familia’, a veces hasta 10 niños a la vez. Son sistemáticamente objeto de discriminaciones, carecen de una habitación propia, y a veces se ven obligados a alimentarse de las sobras de la comida de sus empleadores”, revela el informe.

Reino Unido: esclavos domésticos

También al Reino Unido llegan centenares de niños a través de redes especializadas, concretamente desde países africanos como Nigeria, Ghana y Uganda, donde las familias “reciben dinero a cambio de sus hijos” o son convencidas de que sus hijos “recibirán una buena educación”. Pero, una vez en territorio británico, “niños de a veces tan sólo 10 años se encuentran forzados a trabajar como esclavos domésticos o a prostituirse”. “Un tercio de todos los niños víctimas de trata en el Reino Unido es africano. ‘Son los niños invisibles’ que pasan por la policía, inmigración y servicios sociales, sin ser percibidos”, concluye esta parte del informe.

400 millones de niños esclavos no trabajadores

En la revista ’Mundo Negro’, una revista editada por los misioneros combonianos, se afirma que a principios de 2007 algunas fuentes señalaban que había en el mundo unos 400 millones de esclavos, de los que 165 tenían menos de cinco años. En el informe «Rompamos las cadenas de la esclavitud infantil», publicado por Save the Children, se decía que la trata infantil mueve anualmente 23.000 millones de euros.

En Africa, donde nada menos que uno de cada tres menores viven la esclavitud en el trabajo, «sólo» un 59 por ciento de las niñas asiste a la escuela primaria. Los datos hablan por sí mismos.

El deber de un niño es jugar y estudiar, divertirse y formarse; no trabajar esclavizado por un sueldo de miseria para que los márgenes comerciales sean lo más grandes posibles. Por eso la primera batalla es la del lenguaje; el lenguaje es la base de una cultura, y por eso hay que decir que no son niños trabajadores, sino niños esclavos.

Tenemos el deber todos, de exigir cuentas a los gobiernos y organismos internacionales. ¿Qué están haciendo para erradicar esta lacra que hace indigna a la humanidad? ¿Qué hace la ONU, UNICEF y la Organización Internacional del Trabajo?

El Movimiento Cultural Cristiano y el Partido político SAIn llevan 13 años denunciando esta lacra, debemos impedir que siga ocurriendo este crimen, si no lo hacemos somos culpables de complicidad.


[1] Diario Montañés.es 12-06-2008[2] Informe Save the Children, Esclavos puertas adentro, 20minutos- 11/06/08

Extraído de: SOLIDARIDAD.NET