EN QUÉ SUEÑAN LOS JÓVENES RELIGIOSOS/AS

10 de noviembre de 2004
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Voy corriendo, calles y senderos es de noche y yo solo tengo una pequeña luz en la mano. Abro bien los ojos y veo que la ciudad se ilumina, porque hay muchas manos que sostienen una luz.Son rostros sin rostro, voces sin voz, un montón de corazones que laten al mismo ritmo, caminando hacia el mismo torrente porque tienen sed. Me uno al grupo y camino con ellos; van tomando forma los rostros y su voz empieza a hacer eco en mi corazón. Entiendo que es lo que nos dicen ¡no es el camino, es la meta! Sigue siendo de noche, pero mi pequeña luz, unida a sus luces, va llamando a los que van caminando por calles y senderos de noche, con una pequeña luz en la mano y mucha sed interior. ¡La ciudad se ilumina cada vez más! Esto no es literatura, es un sueño ¿Quieres ser parte de él? De mi diario intensivo 18/03/01. Vicky García 25 años. Capuchina Misionera del Trabajo. (C.M.T.)


La Vida Religiosa tendría futuro si en nuestro presente somos capaces de: 1- Ser valientes en retomar las opciones que un día dieron vida y sentido a nuestros carismas. Esto es, volver al camino saliendo en busca de los caídos y echados en los bordes de los caminos. 2- Diversificar nuestra misión abriendo nuestros ojos a las nuevas necesidades de nuestro siglo: inmigrantes, mujeres maltratadas, niños de la calle, matrimonios separados, familias rotas… 3- Hacer un itinerario centrado en valores bíblico-evangélicos de cercanía, riesgo, generosidad, entrega, frontera… Recordando que nuestro lugar está donde nadie quiere ir. 4- Construir comunidades vividas desconstruyendo las estructuras "nuestras" y no significativas que existen, que ahogan más que dar vida, volviendo a crear hogares de encuentro y de fraternidad donde se compartan la vida desde la Palabra y el Proyecto que nos reúne. En definitiva, si no somos capaces de ser testigos creíbles de lo que profesamos, la Vida Religiosa no tendrá futuro. Hno. Alberto David Asencio Ibáñez. 25 años. (Hermanos de las Escuelas Cristianas, FSC)


Para mí, el sueño de la vida religiosa consistiría en que los religiosos pudieran vivir la plenitud de la alianza de amor con el Señor, de tal forma que llenase de felicidad toda su vida. Me gustaría que fueran personas asentadas en su propio centro donde brota la fuerza del Amado que se ha de hacer llegar a todos aquellos con los que se entra en contacto. Me gustaría que el religioso pudiera hacer camino con los hombres y mujeres que reclaman su atención ante las situaciones de gran necesidad y vacío interior que viven, siendo así testimonio del acompañamiento que Jesús mismo les ofrece y dándoles a probar a través de su acogida incondicional su Gloria viva. La vida del religioso siempre habría de estar asentada en la persona de Jesús y de su Espíritu y en Él habría de descansar en los momentos de oración para luego, sin ningún temor, entregarse a la misión descubriendo en ella las posibles llamadas que Dios le puede hacer, siguiendo el carisma vivo dejado por los Fundadores a su instituto. Los hermanos de comunidad habrían de ser experiencia de gozo y sacrificio de donación y recepción; de compartir y confrontación; de muerte y resurrección en esta vida de entrega que comienza en la convivencia y en la oración en fraternidad sintiendo que no vive su propia felicidad de forma individual sino justo con ellos en el camino que el Señor mismo va señalando. Almudena. Juniora Trinitaria.


Sueño que soñamos todos. Sueño con que la autenticidad en la Vida Religiosa se palpa en todos los rincones, sueño en que los rostros de todos y cada uno de los miembros están llenos de alegría, de esperanza, que contagien ganas de seguir caminando por los caminos de Dios. Sueño con una Vida Religiosa compartida, una vida religiosa encarnada en este mundo de hoy, donde tendemos la mano y TODOS caminamos. Sueño con un Vida Religiosa en la que en sus casas no existan las puertas ni las cerraduras, sueño con un espacio abierto donde haya cabida para todos. Teresa. (H.C.S.A.)


Mi sueño sería poder vivir en las comunidades con "espíritu de familia", imagino que aspiro a lo que en un principio quería San Pablo para las primeras comunidades: "…un solo corazón y una sola alma". Y junto con ello, saber trabajar en equipo -no en cadena- implicándome y "complicándome" mi vida en aquello que mi hermano o yo llevamos entre manos. Ángeles Carambano Rodríguez. 29 años. Hija de Cristo Rey.


Mi sueño de la vida religiosa es una vida marcada por la presencia de hombres y mujeres decididos/as, personas que no buscan tanto seguir a Jesús, sino repetir su vida en ellos, dejar que Jesús "sea" en cada uno de sus corazones. Es cierto que son muchas las dificultades, pero el que nos ha llamado no lo ha hecho temporalmente, lo ha hecho para siempre y debemos volver a esa llamada cada vez que sentimos la tentación de tirar la toalla. ¡No al desencanto! ¡Sí a la fidelidad creadora! y no perdamos nunca de vista que Alianza exige compromiso y huir de este es hacer una Alianza a medias. En la medida en que vivamos a fondo nuestra Alianza, suscitaremos otras nuevas. La esperanza de la Vida Religiosa está en nuestras manos. ¡Demostremos que merece la pena! Mercedes Rueda. Trinitaria.


Sueño con una vida religiosa auténtica, transparente, carismática, que viva y contagie Evangelio. Sueño con una vida religiosa que no deje nunca de soñar, que sepa vivir con optimismo realista el misterio de la vida. Sueño con hombres y mujeres "buscadores de Dios" en cada realidad humana, que vivan la pasión por Dios y por el hombre. Hombres y mujeres dispuestos a dar la vida cada día, a ser memoria viva de Jesús hoy y "casta de Dios" para tantos que viven necesitados de su Palabra. Flor María Porras. 24 años. Hija de Cristo Rey.


Mi sueño es que la vida religiosa reflejara un rostro de felicidad y que ésta sea consecuencia de vivir fieles a nuestra vocación, el estar enamorados de Jesús de Nazaret, el querernos, respaldarnos, respetarnos… y que vivamos desde Él para la misión. Mª Elena Peinado Rodríguez. 27 años Hija de Cristo Rey.


Sueño con una vida religiosa que transparente el tesoro que lleva dentro, que "haga sentir en los corazones el calor del amor de Dios"; una vida religiosa "descentrada de sí misma, centrada en Jesucristo y concentrada en la misión encomendada, en los demás"; una vida religiosa humana y testimoniante, "artesana" en relaciones humanas al estilo de Jesús y "teologal"; una vida religiosa abierta y dócil a la acción del Espíritu presente en todas las cosas y en toda… En definitiva, una vida religiosa que realmente sea percibida por cualquiera como enamorada de Jesucristo, apasionada por Dios y por su Reino… para Dios y para los demás. Inmaculada García Moreno. 27 años. Hija de Cristo Rey.Granada.     

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