Bolivia libre de analfabetismo

22 de diciembre de 2008
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Con tres años de formidable movilizaciónsocial, aunada a la voluntadpolítica de un indígena que quería ser presidente paraalfabetizar Boliviay a la solidaridad de los gobiernos y pueblos de Cuba y Venezuela, selogró la hazaña: este sábado, elsegundo país más pobre de América después de Haití será declarado librede analfabetismo.

Se convertirá en el tercero que haya logrado vencerlo en AméricaLatina, luego de Cuba,que lo hizo en 1961, y Venezuela,con apoyo cubano, en 2005.

(JPG)Las cifras: 819 mil 417 personas alfabetizadas de un universo de 824mil 101 iletrados detectados (99.5 por ciento); 28 mil 424 puntos dealfabetización creados en los nueve departamentos de Bolivia; 130asesores cubanos y 47 venezolanos que capacitaron a 46 mil 457facilitadores y 4 mil 810 supervisores bolivianos en la aplicación delmétodo audiovisual cubano Yo sí puedo.

Y algo más: aquí el analfabetismo tenía “cara de mujer”, dadoque más de 85 por ciento de los alfabetizados fueron del génerofemenino, explicó a La Jornada el embajador cubano en Bolivia, RafaelDausá.

Mujeres, también, eran la mayoría de un grupo bullicioso que a lassiete de la mañana de un domingo en la comunidad de Quila Quila,departamento de Chuquisaca, acudió a tomar su clase de alfabetizaciónen el local adjunto al museíto paleontológico construido por losmiembros de la comunidad para albergar los restos de animalesprehistóricos encontrados en el lugar.

Ahí, doña Juana, de unos 70 años, sostenía su lapicito con el puñocerrado mientras murmuraba angustiada “no voy a poder”. Al final de laprimera media hora frente al televisor mirando el Yo sí puedo y con laayuda del facilitador, ella sonreía mientras se afanaba en dibujar suprimera línea de redonditas oes.

Un panel solar daba energía a la televisión y a la videocaseterautilizadas para impartir las clases en esa comunidad. Cuba donó para elPrograma Nacional de Alfabetización (PNA) de Bolivia 30 mil televisorese igual cantidad de equipos de video, un millón 200 mil cartillas y loscorrespondientes juegos de los 17 casetes del método audiovisual ymanuales para el facilitador.

Cubanos y venezolanos donaron además 8 mil 350 paneles solares paraotras tantas comunidades carentes de energía eléctrica en la intrincadageografía boliviana, salpicada de pueblos marginados.

Dausá no habló nunca de dinero. Quien dio las cifras fue el ministro deEducación boliviano, Rafael Aguilar, quien informó que el PNA tuvo uncosto de 260 millones de bolivianos, es decir, unos 36.7 millones dedólares.

Ese dato, sin embargo, no cuantifica la energía, la solidaridad, lavoluntad de aprender, el esfuerzo continuado, las caminatas de horas yhoras para llegar a una comunidad a tomar clases después de una arduajornada en el campo, un día de ventas en el mercado o enla calle, una larga mañana o tarde lustrando calzado o después deldificultoso ejercicio del sexoservicio.

Tampoco la dedicación y el cariño de esos asesores cubanos yvenezolanos que dejaron su país, su hogar, su familia, por dos añospara colaborar en la misión de desterrar el analfabetismo. Es una laborque en Bolivia significó “una experiencia dura pero muy linda”, a decirde la asesora cubana Maribel Romagosa, porque hubo que enfrentarcondiciones -como el clima frío y la altura- totalmente diferentes alas de Cuba.

La tarea no estuvo exenta de problemas. Algunas autoridades municipalesno cooperaban con el transporte para movilizarse a las comunidades másalejadas. Algunos directores de unidades educativas o de serviciosocial se negaban a prestar un local para las clases, según elfacilitador Joaquín Calle. Pero además, algunos de los alfabetizadosescasamente aprendieron a firmar y a reconocer algunas letras, como sepudo comprobar en entrevistas con egresados del curso.

Las sexoservidoras que ofrecen sus oficios en una plaza pública de estaciudad no pudieron tomar clases con el tradicional equipo de televisióny videocasete. Calle, quien trabajó con ellas, relató que tomaban susclases bajo un portón, y ahí “podían haberles robado el equipo”. En eselugar, sentadas en el piso, conversamos con cinco de ellas que seufanaban de que ya saben leer, escribir su nombre y firmar.

Una historia de marginación y exclusión detrás de cada analfabeto. Unaepopeya personal y colectiva de voluntad y dignidad detrás de cada unao uno que recibió su diploma al graduarse del Yo sí puedo en ceremoniasencabezadas por el director de la escuela, del asilo de ancianos, dellíder del mercado, donde se impartieron los cursos, o del presidenteboliviano Evo Morales, quien asistió a decenas luciendo invariablementeel collar de flores, frutas o panes que le cuelgan al cuello y elpuñado de confeti que le desparraman en el cabello cada vez que asistea las fiestas de clausura.

Ceremonias que normalmente fueron silenciadas por los medios decomunicación bolivianos, que ocasionalmente las registraban, perodestacando una declaración controversial del mandatario.

¿Cómo empezó el PNA? Dausá explicó que en una conversación entre elentonces presidente electo de Bolivia y el todavía presidente FidelCastro, el 29 de diciembre de 2005, hablaron de la nueva etapa que seabría en el país andino y firmaron un documento con una serie deacuerdos para apoyos en materia de salud y educación, en los queespecíficamente se establecía el respaldo que daría La Habana al PNA enBolivia.

Menos de dos meses después, en la segunda mitad de febrero de 2006,llegaron los primeros asesores cubanos de la campaña y los cursosfueron inaugurados en Camiri, departamento de Santa Cruz, el primero demarzo. El 1 de junio se hizo la primera graduación en Cochabamba.Ahora, este 20 de diciembre, se declarará a Bolivia “libre deanalfabetismo como fenómeno social”, indicó el diplomático.

No puede haber cero analfabetismo, porque siempre hay alguna personadiscapacitada que no puede o alguna persona mayor que no quiereaprender a leer y escribir. Los estándares que reconoce la Organizaciónde Naciones Unidas para la Educación están en torno de 3.9 o 4 porciento; si existe una cifra como esa o menor, se considera un paíslibre de analfabetismo como fenómeno social. La cifra cubana es deaproximadamente 0.7 por ciento, añadió.

Con el método Yo sí puedo se ha alfabetizado a más de 3 millones depersonas en el mundo y se imparte actualmente en 28 países, incluidoMéxico, con el apoyo de asesores cubanos. Para lograr estos resultadosel programa ha sido contextualizado en más de 16 versiones, porque noes lo mismo alfabetizar en Haití que en Venezuela o en Bolivia.

Así, un grupo de bolivianos fueron a Cuba a grabar el método encastellano, en quechua y en aymara. La expectativa era alfabetizar a200 mil personas en quechua, pero sólo se logró hacerlo con 24 mil, y a300 mil en aymara, pero únicamente 30 mil lo solicitaron en esteidioma. La gran mayoría prefirió hacerlo en castellano, explicó eldirector nacional de Alfabetización, Benito Ayma.

“Antes de hablar aymara y quechua era mucho más difícil, porque hastapara los jóvenes era una vergüenza hablar en su propia lengua; este esun proceso que tiene que cambiar, el gobierno del pueblo a la cabeza deEvo tiene apenas tres años; todavía hay una deuda histórica”, agregóAyma.

Detalló que además se entregaron 200 mil anteojos a los participantesen el PNA que han tenido problemas de la vista.

Dausá y Ayma expresaron que una segunda etapa, la de posalfabetización,se iniciará en febrero de 2009 con el programa Yo sí puedo seguir parala impartición del ciclo básico (primaria), en dos o tres años, concontenidos de español, matemáticas, geografía, historia, ciencias.

Creo francamente queestamos a punto de culminar una tarea muy importante en Bolivia,lo hemos hecho con gran seriedad, sobre todo sabiendo que siempre va ahaber muchos críticos que jamás han hecho nada por alfabetizar alpueblo de Bolivia, pero que ante una tarea tan importante como ésta vana tratar de cuestionar los resultados”, comentó Dausá.

Video: Boliviase declara territorio libre de analfabetismo     

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